Según la estimaciones meteorológicas, 2023 será el año más caluroso en la historia desde que se tienen registros, y es por ello que varias empresas emergentes, como Techniche, están explorando nuevas tecnologías y tejidos para mantener frescas a las personas.
La empresa británica decidió ponerle fin al calor y fabricó unos uniformes que llama StayQool, elaborados con una capa exterior de malla especialmente diseñada y una capa interior impermeable, los trajes absorben y eliminan el calor por evaporación.
En EEUU, trabajan en la comercialización de una tecnología textil que imite el aire acondicionado, mientras que en la otra acera, los científicos chinos trabajan en tejidos altamente reflectantes.
“A medida que el cambio climático empuja las temperaturas en direcciones extremas, la demanda de ropa refrigerante por parte de los consumidores también aumenta a un ritmo más rápido”, señaló Sophie Bakalar, socia de la empresa de capital riesgo Collaborative Fund, que invierte en startups de ropa respetuosa con el clima.
El calor extremo es perjudicial para la salud humana y la economía. El estrés térmico es especialmente peligroso para los niños y los ancianos y puede agravar enfermedades ya existentes.
Otro de los factores que el calor afecta es la productividad. En 2021, la exposición al calor suprimió 470 millones de horas potenciales de trabajo en todo el mundo en la agricultura, la construcción, la industria manufacturera y el sector servicios, según datos recopilados por The Lancet.
De hecho, el propio presidente de EEUU, Joe Biden, ha dicho que las olas de calor cuestan al país 100.000 millones de dólares anuales.
Techniche en la actualidad vende chalecos, gorros, bandas para el cuello y otras prendas con tecnología de refrigeración incorporada a empresas y clientes particulares de casi 30 países.
Solamente el año pasado, registró unos ingresos de casi U$S 8,8 millones. Un número que no soñaron en 2014, cuando la startup lanzó las gorras de béisbol refrigerantes como su primer producto comercial. “El mercado está creciendo enormemente”, afirmó el cofundador y director gerente James Russell.
Esta empresa también desarrolla un chaleco refrigerante que vendrá equipado con sensores inteligentes capaces de controlar los datos biométricos de los trabajadores y predecir cuándo corren riesgo de sufrir un golpe de calor.
Según Russel, el 90% de los ingresos proceden de sectores como la construcción y la perforación petrolífera.
Por su parte, Renkun Chen, profesor de la Universidad de California en San Diego, trabaja para brindar soluciones al mismo problema. Chen ha creado dispositivos termoeléctricos del tamaño de la palma de la mano que reaccionan a una temperatura preferida fijada por el usuario.
Los dispositivos funcionan con baterías recargables de iones de litio y son lo bastante pequeños y flexibles como para incrustarlos en la ropa. Ofrecen una reducción máxima de la temperatura de la piel de 10C. “Nuestro clima ya ha cambiado y esto es irreversible”, afirmó Chen.
En China, los investigadores de la Universidad de Zhejiang, la Universidad de Ciencia y Tecnología de Huazhong y otros institutos están adoptando otro enfoque: ropa que refleja el calor solar.
En este caso los científicos manipularon la estructura del poliéster utilizando nanomateriales y una técnica de tejido rediseñada, lo que dio como resultado un material que refleja aproximadamente el 90% de los rayos solares, según un estudio de 2021 publicado en Science.
Este material puede permanecer hasta 5°C más frío que la temperatura ambiente del mediodía, y hasta 10°C más frío por la noche.
Sin embargo, para que funcione durante ocho horas, el equipo de Chen debe llevar unos 1,5 kilos de componentes electrónicos. Además, el chaleco refrigerante de Techniche es un 20% más pesado que una opción convencional.
Con el tiempo, los empresarios esperan que la adopción de ropa refrigerante se extienda a los trabajadores al aire libre a casi todo el mundo.
«Llegará un momento en que la gente necesitará llevar ropa refrigerante con sensores, simplemente para cruzar la calle», concluyó Russell.