El pasado jueves se disparó el precio del diésel en EEUU por encima de los US $140, el nivel más alto registrado para esta época del año, según informó Bloomberg.
El alza corresponde a la incapacidad de las refinerías a nivel mundial de producir suficiente diésel, lo que limita a los países de un insumo vital: el combustible que mueve a la industria y el transporte.
De acuerdo al medio, esta situación podría empeorar con el anuncio del pasado 5 de septiembre entre Arabia Saudita y Rusia, productores de la alianza OPEP+, que acordaron prolongar las restricciones de producción y exportación de crudo hasta fin de año, cuando la demanda suele aumentar.
«Esta nueva decisión tiene como objetivo fortalecer las medidas de precaución tomadas por los países de la OPEP+ para mantener la estabilidad y el equilibrio de los mercados petroleros», dijo Alexánder Nóvak, vice primer ministro ruso.
En marzo, Rusia había acordado reducir la producción de crudo en 500.000 barriles diarios, con respecto al índice promedio contabilizado en febrero, como respuesta al «tope al precio» que impuso Occidente.
Por su parte, Arabia Saudita reducirá su producción petrolera por otros meses. Aunado a esto, China anunció un nuevo recorte a las exportaciones de combustible, en un momento en que los envíos están estancados cerca de los mínimos estacionales en los últimos cinco años.
«Corremos el riesgo de que continúe la escasez en el mercado, especialmente de destilados, en los meses de invierno», señaló Toril Bosoni, jefe de la división del mercado de petróleo de la Agencia Internacional de Energía.
La caída de los suministros de combustibles se reflejan en los centros de almacenamiento. Es por ello que las reservas observables en EEUU y Singapur se ubican por debajo de los niveles estacionalmente normales.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) también registró los niveles más bajo de almacenamiento desde hace media década.
