El Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió un nuevo comunicado en el que asegura que mejoró el pronóstico de crecimiento de Latinoamérica de este año y el próximo, debido al mayor empuje de Brasil y México, las dos principales economías de la región.
En su nuevo informe de Perspectivas Económicas Mundiales (WEO por su sigla en inglés), se calcula un avance del PIB de Latinoamérica y el Caribe del 2,3% este año, además del 2,3% en 2024, una décima más que en su anterior previsión.
En el caso de Brasil, se espera un crecimiento del 3,1% este año, un punto más de lo que se calculaba en julio incluyendo «boyante agricultura» y a la resiliencia del sector servicios registrados en la primera parte del ejercicio.
En cuanto a México, el país va a crecer este año más de lo esperado -el 3,2%, seis décimas por encima de lo calculado en julio-, debido a que se ha mantenido la recuperación postpandemia en los sectores de la construcción y los servicios, así como a los efectos colaterales de una demanda interna fuerte, refiere UN.
En Venezuela, a pesar de las medidas coercitivas unilaterales aplicadas, se calcula un avance del PIB del 4% en 2023 y del 4,5% en 2024, lo que la convierte en el país de mayor crecimiento de la región en este año.
Este no es el único organismo que considera que la economía de Venezuela crecerá, las previsiones de la Cepal también ubican a Venezuela como uno de los de mayor crecimiento, con 3,2%.
Según la publicación de La República, de Colombia, analistas aseguran que esta cifra es jalonada por mayor producción de petróleo y por un efecto rebote.
En el caso de Colombia se espera un crecimiento del 1,4% este año y del 2% el que viene, Chile caerá medio punto en 2023 y subirá el 1,6% en 2024, mientras que Perú crecerá el 1,1% y el 2,7%, respectivamente.
Para Argentina se espera una caída del PIB del 2,5% este año, aunque prevé que se recupere en 2024, con un crecimiento del 2,8%.
En general se ralentiza su crecimiento con respecto a 2022, que fue del 4,1%. Una desaceleración que el FMI atribuye al efecto de políticas más estrictas, un entorno exterior más débil y precios de las materias primas más bajos.