Hoy es el Día Internacional de Salir del Clóset. Las circunstancias que rodean a cada persona y los contextos sociales hacen que no todo el mundo elija salir del armario en el momento en el que tal vez quisiera. Hay condicionantes que, en pleno siglo XXI, limitan o, directamente, impiden la expresión libre de la diversidad sexual y que pueden desencadenar problemas emocionales y de salud mental.
Hace solo 31 años que la OMS dejó de considerar la homosexualidad como una “enfermedad mental”. Y hay que decir que aún la sociedad mantiene conductas discriminatorias, de odio, rechazo, maltrato y humillación a las personas del colectivo LGTBI desde la misma infancia y la adolescencia.
Alejandro Alder, miembro del Consejo Consultivo en la FELGTB y psicólogo general sanitario, explicó que crecer en un ambiente en el que se rechaza tu expresión del ser (en la familia, escuela, etc) genera un daño en las personas que están recibiendo el mensaje de que el afecto es condicional. «Yo te quiero, pero si tú eres heterosexual. Es como si tu familia no te aceptara por ser alta, pelirrojo o tener los ojos marrones. Son cosas que no podemos cambiar”, dijo.
El experto afirma que esta situación genera heridas emocionales provocadas por el sentimiento de abandono que siente. «Empiezan a crecer con la pregunta: qué pasa conmigo, ¿estoy solo en el mundo?”.
Según el psicólogo, entrevistado por consalumental.org, “el hecho de tener que ocultar quién eres, si sabes que tu entorno no te acepta, es un factor de riesgo de desarrollar ansiedad. Estamos más expuestos a caer en adicciones, a tener síntomas depresivos, de ansiedad, a poder desarrollar un TCA (bulimia, anorexia, o una vigorexia que afecta sobre todo a los chicos), a experimentar sensaciones de vacío o a entrar en procesos de ideación, planificación o intento de suicidio”.
Alder admite que “salir del armario es una cuestión de salud mental”, pero asume también que hay que hacerlo, “entendiendo los contextos y la situación personal. Cada sujeto tiene unas circunstancias muy concretas que, desafortunadamente, hacen que no todo el mundo pueda elegir salir del armario en el momento que tal vez quisiera”.
Asimismo, destaca la especial vulnerabilidad de la población joven y adolescente LGTBI, con familias LGTBIfóbicas.
No necesitan «tolerancia» sino apoyo
En EEUU, por ejemplo, las personas LGBT+ tienen nueve veces más probabilidades que otras de ser víctimas de violentos crímenes de odio, según un informe del Instituto Williams, de la Universidad de California en Los Ángeles.
En Reino Unido, alrededor de 20% de los miembros de la comunidad LGBT+ han experimentado un crimen de odio en los últimos 12 meses, según una encuesta realizada para Stonewall, una organización benéfica que vela por los derechos de las personas LGBTQ+.
«Por eso, no es de extrañar que más de dos tercios de los miembros de esta comunidad eviten tomarse de la mano con una pareja del mismo sexo en público. Tienen miedo de que la gente los maltrate», reseño la BBC a propósito de que hoy, 11 de ocubre, es el Día Nacional de Salir del Armario (nació en EEUU pero ya se celebra en todo el mundo).
Los estudiosos subrayan que expresar tolerancia y brindar un apoyo significativo no son lo mismo.
«Los padres pueden tener muy buenas intenciones, pero es posible que no comprendan completamente lo que significa para sus hijos ser quienes realmente son», explica Rin Reczek, socióloga de la Universidad Estatal de Ohio, en EEUU.
Incluso cuando alguien está «fuera del clóset», puede haber situaciones específicas en las que podría optar por permanecer en el armario por temor a una hostilidad o agresión no deseada.
El primer paso para los padres es crear un entorno en el que el género y la sexualidad puedan discutirse libremente sin prejuicios, incluso antes de que el miembro de la familia decida salir del clóset.
Si sospechas que un miembro de la familia es gay, puede que quieras iniciar una conversación sobre el tema. A veces esto es bienvenido y necesario, como dice Chris Dunne, quien trabaja en publicidad en Londres, Reino Unido.