De vender frutas en su Venezuela natal, a dirigir la Filarmónica de París y la de Bruselas, Gladysmarli Del Valle Vadel Marcano, mejor conocida como Glass Marcano, es pionera en muchas cosas: primera mujer latinoamericana en este puesto, primera en recibir el galardón «Premio especial de la orquesta» en el programa «La Maestra», y primera mujer negra en dirigir una orquesta sinfónica en Francia.
En medio de la entrevista que preparó LMN a este prodigio de la batuta, Glass accede con facilidad a todo, es tan cercana como a quien se conoce de toda la vida, como quien no tiene idea de la dimensión de sus logros.
Se muestra dispuesta a conversar de todo, y aunque reconoce que ha sufrido en algún momento de inseguridades, su temple firme y decisión inquebrantable parecen dirigir cada aspecto de su vida, con la misma gracia con la que ella bate su cabello batuta en mano, y marca el compás de la Sinfonía número 5 de Chaikovski.
Fanática del deporte, se sienta en la sala de su departamento en París exhibiendo una gorra de los Yankees de Nueva York, y confiesa que entre violines y música clásica también fue rapera, vehemente fanática del freestyle, grafitera, deportista y, por supuesto, una joven venezolana como cualquier otra de San Felipe, cuyo camino apenas comienza.
LMN: Contaste que comenzaste desde los cuatro años con la música, porque tu mamá quería que te “aplacaras” un poco.
GM: Sí, sí, Yo creo que usé una palabra un poco fuerte, mala conducta, creo que podría haber utilizado otro término, pero sí creo que era una chica extrovertida quizás, tenía mucha energía, y si todavía a esta edad me cuesta controlarla, canalizarla, que es lo que me dicen siempre los maestros: “canaliza la energía”, en ese momento no tenía la conciencia de ese poder de canalizarla, y de esa manera yo entro a la escuela, una representante le dice a mi mamá: “mira va a abrir una escuela de música clásica, y yo creo que eso va a ayudar a la niña a canalizar”.
Porque claro el concepto que se tiene de música clásica, por lo menos en Venezuela, es muy diferente al que por lo menos yo siento cuando dirijo, o a lo que yo transmito, que es algo más tranquilo, algo como que te llena de paz incluso, muchas personas aconsejan escuchar música cuando estás estudiando, y en mi caso personalmente, es al contrario, no me causa tensión sino densidad en mi vida, y es como parte de mi, esa densidad que yo tengo todo el tiempo, personalmente yo también soy así entonces cuando dirijo yo transmito mi personalidad.
LMN: Y ¿Cuándo te comenzó a gustar todo esto?
GM: Yo creo mucho en el destino, en las energías del universo, y yo pienso que, que ese era parte de mi destino. No digo que es mi destino, porque todavía espero, Dios mediante, que falta mucho, ¿no? para decir ahorita, pienso que era parte de mi destino, entrar en la orquesta y de esa manera.
Cada quien tiene una manera diferente, tengo compañeros que fueron a un concierto, y se enamoraron de la trompeta, se enamoraron del violoncelo, y le dijeron a sus padres que querían tocar. Tengo otros que sus padres ya eran músicos, ¿no? Cada quien tiene una historia. Lo que si no es muy común, es que alguien se porte un poco mal en la escuela, y lo coloquen a tocar el violín. Eso es muy raro, pero bueno, también puede suceder.
Y claro, yo creo que con el tiempo, yo creo que de la misma manera, cuando tú aprendes un idioma desde pequeño, una vez que tú desde pequeño comienzas a hacer una actividad que te lleva a toda tu vida, yo creo que el gusto que tú le tienes a esa actividad es impresionante.
Claro, no te voy a negar que existieron cambios en el momento, que me gustaba el deporte, yo era muy buena atleta, me gustaba el deporte, pero la música siempre estuvo ahí en mí, porque era parte de mi vida, era mi mi otra mitad, era mi otra ser, todo era relacionado con la música: la familia, los amigos, el día a día, mi barrio donde yo vivía, todo tenía que ver con la música con el Sistema (Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela), y es difícil, ¿no? desprenderte de ella, está ahí conmigo.
LMN: Prácticamente no conoces otra cosa.
GM: Mira, que eso eso es lo que me pareció impresionante de todo lo que yo he vivido en la vida, desde pequeña, yo tuve muchos intentos de muchas cosas: fui rapera, grafitera, era atleta, futbolista, jugaba kickingball, que bueno si hay personas de latinoamerica que ven este programa, kickingball es un deporte muy especial de Venezuela, que es como el béisbol con las piernas.
Yo hice muchas cosas pero la música siempre estuvo ahí, es como el amor de mi vida, es así, no, no, no, es así, es el amor de mi vida.
LMN: Fuiste rapera o hiciste el intento, ¿cuéntanos un poquito más de eso?
GM: Sí, sí, yo… la etapa del liceo fue un etapa muy linda para mí, muy interesante con muy buenos amigos, que hoy en día conservo. Teníamos un grupo, ellos tenían un grupo de puros raperos, porque en esa época estaba muy de moda el rap en Venezuela, en Yaracuy, y todos eran raperos, y también eran grafiteros, y ellos firmaban… por lo menos, si un amigo se llamaba Gustavo, él firmaba Scotter, una cosa así, si un amigo se llamaba Daniel, firmaba Sara, y yo no podía firmar Gladismarli, porque tenía que buscar un seudónimo particular, y de esa manera llega el «Glass». Estaba viendo un partido de voleibol, porque a mí me encanta el deporte, y de repente vi ese nombre y me enamoré.
Fue como un… en francés se dice “un coup de foudre” que es como un golpe de amor a primera vista. Y yo empecé a llamarme Glass, y empiezo a firmar Glass, y también utilice el nombre para ser rapera: Glass, y de ese tiempo se quedó. Mi vida se divide en una mitad que me conocen como Gladismarli y la otra mitad como Glass.
LMN: ¿Es tu nombre de rapera?
GM: exactamente, que ahora es mi nombre de directora de orquesta: Glass.
LMN: ¿Crees que la música modificó tu carácter de alguna manera?
GM: Yo creo que más que modificar mi carácter, lo forjó, es lo que pienso. Yo creo que todavía estoy en esa evolución de mi carácter, ¿no? Estoy conociéndome estoy en el proceso de conocerme bien: “¿Quién es Gladismarli? no Glass», que al final me acompaña toda la vida, pero eso es más como un personaje entre comillas, pero mi carácter como Gladismarli, yo estoy en ese proceso, pero sí siento que la música forjó mi carácter, no lo modificó, yo creo que sí… que tengo esa misma energía de cuando era chiquita, creo que he evolucionado, se ha desarrollado, también pudiera usar otra palabra que pudiéramos agregar: desarrollo… se ha forjado, pero no ha cambiado, no ha cambiado.
Yo soy muy fan de las personas que defienden sus principios y su personalidad hasta el final, sin interrumpir y dañar a otra persona, sino que van hasta el final con sus principios, eso me parece muy interesante y lo elogio de las personas. Entonces si elogio eso de otras personas, tengo que elogiarlo de mi misma, ¿no? De ir hasta el final con mi carácter.
Sí, soy muy abierta, es verdad, soy muy abierta, para tener aquellas modificaciones que sean necesarias, pero el grueso del mi carácter siempre ha sido el mismo.
LMN: ¿Cuáles fueron los retos que enfrentaste? ¿Qué esfuerzos hiciste? Las cosas difíciles en esa historia que se ha contado tan resumida.
GM: Sí, es verdad, hay una historia bastante profunda y al mismo tiempo íntima y personal, que fue como llegar aquí, a donde estoy hoy en día, como toda historia difícil siempre tiene momentos, momentos complicados, momentos que fueron necesarios también, fueron complicados y necesarios, muchos obstáculos.
Yo creo que yo atravesé muchos obstáculos, que hoy en día yo los veo, los observo, y tiene que ser así, porque los impactos, los grandes cambios de la vida conllevan grandes obstáculos, ¿no? Yo siempre estuve toda la vida, y yo estuve toda la vida, en el Sistema, la primera etapa de mi vida fue perseguir ese objetivo de ser directora de orquesta y comenzaron bastantes situaciones, que tú te encuentras gente muy buena, como gente no tan buena, es normal, pero yo creo que la clave de todo es que tú siempre actúes de la misma manera, independientemente del daño que hayas podido recibir o no, siempre mantenerse en el mismo hilo.
Yo creo que eso fue fundamental, fue parte fundamental de mí, en ese momento, de verdad que sí, ya sean oportunidades, que ya yo tenía en las manos y me las quitaron, pudiera decirlo de esa manera, conciertos que yo tenía que haber dirigido, y me dijeron: “no, mira, este director, dijo que mejor dirija yo y no tú”, y de repente enterarte de que él nunca dijo nada, que simplemente esa persona quería dirigir… cosas así, que bueno, que al final, en este momento, todavía no es el momento para profundizarlas, ya llegará el momento para hacerlo, pero ahorita, son cosas que son parte de algo.
Y nada, yo siempre me mantengo en el mismo, en el mismo hilo.
Hay un dicho que se dice… no es un dicho, es como un tipo cuento, que era una pequeña historia donde a un niño, la mamá, no sé, la mamá tenía un niño y creo que estaba cuidando otro chiquito, entonces el niño, al niño que estaba cuidando le daba como la concha de la repa y a su hijo le daba la masa de la repa. Entonces ella no se estaba dando cuenta de que los verdaderos nutrientes los tiene la concha que le estaba dando el niño y no la masa que le estaba dando su hijo.
Yo veo de esa manera la experiencia que a mí me pasó en Caracas, que esa persona quería la masa, estaba agarrando la masa y me estaba dejando la concha, pero no sabía que la concha era lo que me estaba fortaleciendo. Entonces yo lo comparo de esa manera y por eso me pone muy feliz.
LMN: Era lo que estaba formado tu carácter.
GM: Exactamente. Exactamente.
LMN: Has dicho que los venezolanos tienen como un músculo, un gran músculo de orquesta: ¿a qué te refieres con eso?.
GM: Sí, pero creo que el protagonista de todo ese músculo es el maestro José Antonio Abreu, quien creó ese monstruo a nivel mundial que es el Sistema, y todos nosotros, los músicos que pertenecemos al Sistema, forjamos bases muy muy buenas que nos ayudan al triunfo y a enfrentar los grandes retos.
Hay muchos ejemplos, el primero, creo que el más conocido, Gustavo Dudamel, que hay muchísimo. Yo creo que Gustavo es como el ejemplo de esa monstruosidad que creó el maestro José Antonio Abreu. Quizás monstruosidad es una palabra muy fuerte, pero es para hablar de lo grande y profundo que es… No que fue, que es el sistema. Yo creo que nosotros somos un país orquestal.
Yo siempre lo he dicho, somos muy orquestales. En cada rincón del país existe una orquesta, en cualquier pueblito por allá, en una cancha, en una escuela abandonada existe una orquesta, y ese es el músculo de todos los músicos venezolanos.
Hay alguien que una vez me dijo, yo le pregunto: “¿mira, qué tal los músicos venezolanos?”. y me dice: “es que los músicos venezolanos siempre son buenos, no hay nada que te sorprenda”… Entonces, bueno, por ahí estamos bien.
LMN: Entonces hay una fama, además.
GM: Sí, sí, no, mira, es impresionante, pero sí, hay una fama con los músicos venezolanos que siempre dicen que somos buenos. Eso es interesante.
LMN: ¿En qué momento cambiaste el violín por la batuta?.
GM: Sí, yo toda la vida, a mí me encantaba tocar en orquesta, el violín era algo demasiado importante para mí, pero siempre sentí un vacío. Siempre, yo decía: “me falta algo, me falta algo”, y ahí volvemos con la energía y el carácter, ¿no? El carácter y la energía que considero yo, que en este momento me posee, creo que tocar el violín no era lo suficiente en ese momento, yo quería algo más salvaje, es la palabra. Y nada, un día en un concierto, que nosotros tuvimos allá en Yaracuy, mi director estaba dirigiendo una obra, una sinfonía de su compositor favorito Shostakóvich, y de repente él hizo un gesto fascinante en la cara que yo me quedé así: «¡wow!».
Entonces yo llego a mi casa, en la noche, y me imagino dirigiendo esa misma obra, haciendo ese gesto, y desde ese momento, más nunca pude cambiar en mi pensamiento que quería ser directora de orquesta, y una anécdota que nunca olvido, en el 2012, más o menos, creo, nosotros fuimos a un curso de violín en Lara, Barquisimeto, yo fui de violinista, y yo le dije a un grupito de amigos, le dije a una amiga: “mira, te voy a decir algo, yo voy a ser una gran directora, yo te voy a dirigir, ya vas a ver”. Y después cuando pasé por el concurso “La Maestra”, mi amiga me escribió, y me dijo: “¡que loco, amiga! Cuando me dijiste, ¡mira qué tal!” y yo le dije: “te lo dije”.
LMN: Se te siente tan segura, y llama la atención pensar si ¿alguna vez ha sentido como que te sobrepasas a una situación, o no es tu caso?.
GM: Mira, yo creo que es normal, he tenido momentos de inseguridad, claro que sí, pero, yo era muy segura, antes de llegar a Europa, siempre tuve más bien exceso de seguridad (risas).
No sé, bueno, eso al final me ayudó, porque yo recuerdo que yo llego al concurso, cuando yo, mira… la primera vez que comencé la duda en mi vida, fue exactamente cuando el avión estaba aterrizando en el aeropuerto Orly. Cuando tú aterrizas en el Orly, tú ves la torre (Eiffel) desde lejos.. yo veo la torre desde lejos, y yo digo: ¿qué hago yo aquí, no?.
En ese momento me apareció la inseguridad en mi vida, hablando profesionalmente, porque personalmente creo que es algo muy diferente, fue la primera vez que me apareció la inseguridad, y desde ese momento hasta ahorita, he tenido episodios de inseguridad como de seguridad.
Pienso, que es lo que he pensado mucho de recuperar esa seguridad que yo tenía en Venezuela. Bueno, son contextos diferentes también, es otra realidad, te estás enfrentando a otro monstruo, pero nada, yo en Venezuela era demasiado segura, era tanto el exceso de seguridad que mi mamá me decía: “pero es que eres un poco arrogante, y egocéntrica”, ¿no? Entonces, claro, ese exceso de seguridad se tornaba a yo expresar un poco de arrogancia, y de egocentrismo. Ahorita, lo entiendo de esa manera, yo soy muy del lado de la seguridad. En serio, yo pienso que la seguridad es la clave de todo. No sé si puede llegar a ser arrogante y egocéntrica.
Quizás eso puede, en algún momento, incomodar a algunas personas, pero en realidad eso no tiene nada que ver conmigo (risas).
LMN: Si pudieras hacer algún cambio en el sistema venezolano de Orquesta para darle más oportunidades a las mujeres, ¿cuál sería?, o ¿crees que funciona bien de esa manera, y si hay oportunidades suficientes, para las mujeres en el mundo, en la música?
GM: Sí, mira, referente al Sistema, digo que las cosas ya son diferentes hoy en día, por lo que he visto, quizás todo lo que ha acontecido conmigo, después de lo del concurso, ayudó mucho a que existiera un cambio, incluso creo que hay una cátedra particular de mujeres directores de Venezuela, es una existente.
El otro día estaba revisando mi teléfono y vi una foto en un curso de dirección donde eran 10 hombres y yo era la única mujer, y dije “me voy a colocar una camisa a verde y todos de negro y bueno, para que resalte en ese momento”, pero ver hoy en día que hay gran cantidad de mujeres en la dirección en Venezuela y que se le dan más oportunidades de las mujeres, es algo bastante increíble, incluso yo recuerdo que muchos cursos de dirección orquestal yo nunca dirigía, siempre eran hombres, y hoy en día, si son seis que van a dirigir son tres mujeres y tres hombres, ya se está logrando un poco ese tipo de equidad, en Venezuela en el Sistema.
Ahora a nivel mundial, yo pienso que existe más hombres que mujeres, yo creo que la dirección orquestal, es algo que viene natural, hay hombres que les gusta más, que les llama más la atención la dirección que a las mujeres, eso es algo que hay que aceptar, porque hay cosas que uno tiene que aceptar, hay otras que uno tiene que refutar para poder entender la situación real, y la situación es que hay más hombres a los que les gusta más la dirección que a mujeres, a las mujeres les gusta más como el violín, como la flauta, el chelo, otro tipo de instrumentos, pero si hay mujeres directoras, hay muchos concursos donde se está buscando la equidad, y son 12 participantes, seis hombres, y seis mujeres, ¿no?.
Yo creo que todo poco a poco va progresando, yo sé, y yo la entiendo perfectamente, porque estos son temas muy complicados, no es lo que tiene que ver con la mujer, con el feminismo, no, y todo, pero yo siento que todo proceso tiene que ser, que todo proceso tiene que ser pequeño, continuo, pero fuerte, para que pueda tener mayor duración en el futuro.
Yo sé que nosotras como mujeres, necesitamos ya la atención, yo estoy de acuerdo con eso, pero tenemos que saber que es un proceso de confianza también en la sociedad, ¿no? Estamos acostumbrados a ver el papel de hombre, en el podio, y ahorita poco a poco, las mentes estamos un poco más libres, más abiertas, para ver el papel de mujer, pero no te va a negar, que la mayoría de las orquestas importantes en el mundo, los directores principales son hombres. Eso es verdad, ¿por qué? No por el talento, porque los hombres sean mejores, no, es una cuestión de confianza.
Es una cuestión de que los músicos y la sociedad vayan teniendo confianza con las mujeres, por eso es que en una entrevista, yo dije que quizás, a mí, quizás, no lo sé, puede ser, me toque ser primera en muchas ocasiones, yo he sido primera en muchas ocasiones, con Brussels Philharmonic, fue como la noticia que dio boom, pero yo he sido primera en muchas otras ocasiones, aquí, en Europa y en otros lugares que he dirigido.
Pero siempre hay una primera vez, entonces, quizás, yo tengo la responsabilidad como otras personas, de ser la primera vez, de dar lo mejor posible para que eso vaya cambiando, entonces, todo es un hilo, ¿no? Nosotros reivindicamos a las directoras pasadas, llegarán las futuras que nos reivindicarán a nosotros, las otras reivindicarán esas futuras, y así sucesivamente, hasta que podamos llegar a esa normalidad, ¿no? de tener al perfil de la mujer en el podio, y que todo esté tranquilo. Pero yo creo que es una cuestión de confianza.
Hay una historia pequeña de una película que a mí me encanta, que me fascina que es la de Jackie Robinson, que es el primer jugador negro en entrar en las Grandes Ligas, que el entró en los Dodgers de Brooklyn, y él fue el primer negro en la historia en entrar en el béisbol en las grandes ligas, porque antes había Grandes Ligas de blancos y Grandes Ligas de negros, y él entró al de los blanco, y a él tocó todo lo peor que existe ese primer año.
Y mira, años después hoy en día, el béisbol es casi un deporte de negros, ¿no? Entonces, tú te das cuenta que todo es una evolución, pero es lo que hizo Jackie Robinson, que él fue firme, contundente, y se convirtió en el mejor ese año, para poder lograr esa evolución ese cambio. Entonces yo creo que todos los cambios, me parece, yo reflejo esa historia de Jackie Robinson, como todos los cambios en la vida, pequeños pero contundentes, para que tengan mayor duración en el tiempo.
LMN: “La Maestra”, es un antes y un después en tu vida.
GM: Sí, bueno, yo creo que todos los primeros, todas las primeras ediciones en cualquier competencia en el mundo, siempre son especiales, es la primera vez, sobre todo esta, que en la historia de la música clásica, que lleva años y años, es el primer concurso de mujeres. Nada más, solamente mujeres, yo tuve esa fortuna de quedar seleccionada.
Yo siempre lo supe, no sé por qué, yo lo sabía. Ahí te digo el exceso de seguridad, un poco el egocentrismo, yo sabía que iba a quedar, porque era tan segura de mi misma en ese momento que yo sabía que iba a quedar y quedé, pero después empieza lo bueno (risas), para prepararme, ¿no?, eso fue increíble esa preparación, yo creo que en esa época… yo hablo que esa época y fue como en el 2019, no hace mucho años, pero es que el mundo ha evolucionado tan rápido en tres años, en cuatro años, que ya el 2019 es como parte de otra era. Estoy aquí haciendo como un pequeño…
LMN: Y también se atravesó la pandemia.
GM: Exactamente. Yo creo que ahí donde se rompió el antes y después, porque el concurso fue durante la pandemia, y en esa época cuando yo quedé en el concurso, no eran tan importantes los concursos de dirección orquestal, y las redes sociales ya eran bastantes activas, pero no es tanto como hoy día, porque bueno, a raíz de la pandemia, muchas personas cambiaron sus trabajos de manera online, ¿no? Muchas cosas. Y ese año, yo pienso que comienza todo el cambio.
Entonces ese concurso fue un gran boom, yo creo que ese concurso también llamó la atención de los directores a nivel mundial, no solamente de las mujeres, yo pienso que a nivel mundial empezó a ser más atractivo la dirección orquestal, a raíz de ese concurso es mi punto de vista, porque fue un impacto muy grande. Y bueno, yo creo que también el no hablar el estilo de ellos en ese concurso, me ayudó bastante…
LMN: ¿Eras particular, eras original, eras la diferente, digamos?.
GM: Sí, yo veo eso ahora y pienso: “na guará chama estabas loquísima” (risas). Pero nada, después de eso todo empezó a cambiar. Yo no gané el concurso, yo gané el premio de orquestas, que es un premio especial que votan los músicos. El concurso lo votan los jurados, que son como seis jurados, y el premio de la orquesta lo vota cada integrante, y el que tenga el mayor voto gana. Yo gané el premio de orquestas, yo tuve el mayor porcentaje de votos, y yo gané ese premio, y ahí comenzó a cambiar todo, las oportunidades, las orquestas, que les llamó la atención.
Porque claro, a mí lo que me ayudó es que a mí me dijeron, es la revelación de la batuta, ¿no? Que eso fue lo… en realidad lo que me ayudó, porque claro, después del concurso, empieza todo lo de “la venezolana que pasó de vender frutas a dirigir la filarmónica de París”, eso viene después, pero antes de eso, a mí lo que me ayudó fue que me dijeron: “tú eres la revelación de la batuta”. Eso fue lo que me ayudó, y empezó a cambiar todo el panorama de mi vida.
LMN: Se habla mucho de “Glass Marcano: directora de orquesta”, pero ¿quién es sin la batuta?.
GM: Sí, sí. Bueno, en este momento me has agarrado en un momento de mi vida, valga la redundancia, en un momento bastante interesante, en un momento de evolución personal, principalmente. Quizás si esta entrevista hubiese sido dos años atrás, es diferente, pero ahorita estoy en una evolución, preguntándome a mí misma qué quiero ser, y qué es lo que quiero demostrar, también, buscando la felicidad, y buscando la felicidad, es buscando la paz mental, que todo lo que yo estoy haciendo, sea de mi agrado, de mi simpatía, pero te puedo decir que esas cualidades, como solidaridad, como comprensión, como diversidad, siempre las trato de tener en mí, siempre.
Soy una persona que me preocupo por tenerlas, por tener la diversidad de mi mente, por tener una mente bastante abierta y ser comprensiva. Eso para mí es importante. Así que te pudiera decir eso. Ya del resto me gusta echar broma, comer, beber y eso (risa)
LMN: Siempre te has definido con mucho orgullo como venezolana y latinoamericana. ¿Qué ha sido lo más difícil de estar lejos de Venezuela?
GM: Sí, yo creo que… que esa… yo creo que por un lado esa energía, esa alegría, es muy venezolana y muy latina. Eso es bastante interesante. Pero al mismo tiempo, soy una persona que se adapta mucho. Yo me adapto a todo lo que hago, donde estoy, donde vivo, me adapto fácilmente. Pero me encanta ser latina y venezolana porque siempre resalto. Yo soy así, me gusta resaltar. En todos lados, me gusta ser el centro de atención.
Entonces, me gusta estar aquí de este lado, porque siendo venezolana y latina, puedo resaltar. Eso es todo. Es la verdad, no hay algo más profundo que eso.
LMN: ¿Qué escuchas de música? porque muchos podríamos pensar que pasas todo el día escuchando música clásica.
GM: No, escucho de todo. Mira, ahorita estoy en una época de boleritos venezolanos, que estoy escuchando un par de boleros, poco a poco. No tengo todos los nombres exactos, pero estoy escuchando y escuchando, porque es increíble que yo siendo venezolana, no conozco al menos los boleros de mi país, ¿qué tal ese swing?, no, no, y es tan increíble.
Me encanta el rap sobre todo el freestyle. Yo conozco todas las batallas de freestyle que existen, increíble. Los raperos latinos y de España, me lo se todo. Y hay un género que quizás a mucha gente no le gusta, pero a mí me fascina, que es el vallenato. A mí me encanta el vallenato, me fascina. Entonces nada, ahí voy. Yo escucho de todo un poco, pero si tengo mi preferencia, me gusta el freestyle, el rap.
Los boleritos están siendo ahorita muy importantes para mí y el vallenato. Incluso me gusta más que el reggaetón o algo así, o la salsa. Merengue, también me gusta bastante el merengue, porque lo sé bailar, por eso me gusta.
LMN: Ahora estás dirigiendo la Filarmónica de Bruselas ¿cierto?
GM: No, lo que pasa es que cuando tú comienzas tu carrera profesional, a ti te invitan para las orquestas, y si hay buena conexión entonces te invitan una segunda vez.
Lo que pasa es que después de este concierto que yo hice con la Philharmonic de Bruselas, el conservatorio que está en Bruselas me invitó a dirigir la orquesta del conservatorio.
LMN: Entonces ¿serías como la directora del conservatorio?
GM: No, es como directora invitada, es como la mayoría de los directores, entonces tu vas forjando una relación con los músicos poco a poco. Hay una declaración que hizo el director, el gerente de la Philharmonic de Viena. Tú sabes que hay un concierto de año nuevo que hace la Philharmonic cada año, que es un concierto súper glamoroso, que lo ven más de 10 millones de personas, todo el primero de enero, y él dice, que si en la orquesta nada más hay 10 mujeres… le estaban preguntando si existe la posibilidad de que hubiese una directora mujer para el concierto de año nuevo, y él dice: «esa posibilidad es muy lejana, porque todos los directores que dirigen el concierto de año nuevo, mínimo deberían tener… mínimo tienen una relación de 10 años con la orquesta».
Entonces te podrás imaginar, esa orquesta no tiene director invitado, es una relación que tú construyes poco a poco con la orquesta, y ese es un poco el objetivo que yo tengo ahorita de directora invitada.
LMN: ¿Dónde vives ahora?
GM: Ahorita estoy en París
LMN: ¿Estás asentada allí?
GM: Sí, bueno, entre París y un poco Bruselas
LMN: ¿Cómo es un día normal de Glass Marcano?
GM: Mira nada, estudiar. He partido mucho del estudio, varío bastante el estudio, compongo canciones de rap también, hago varias cositas, pero no soy de decir mucho lo que hago, no soy de decir mucho las cosas. No soy como: «mira estoy haciendo un pastel», yo te llevo el pastel y te lo doy.
Nunca he dicho… no se es extraño, en ese sentido no se por qué pero en cosas personales soy muy discreta.
LMN: para cerrar queríamos hacer una entrevista ping pong…
GM: Dale, dale
LMN: ¿Bad Bunny o Peso Pluma?
GM: Bad Bunny
LMN: Me lo imaginé por el rap.
GM: Estaba difícil, estaba difícil
LMN: ¿Arepa o empanada?
GM: Empanada
LMN: ¿Violín o batuta?
GM: Batuta, batuta, batuta…
LMN: ¿Salsa o merengue?
GM: Merengue
LMN: ¿Bruselas, París o Yaracuy?
GM: Uf… nooo, esta está muy difícil (risas)… Yaracuy, Yaracuy…
LMN: ¿Ron o Champagne?
GM: Uy… champagne
LMN: ¿Qué canción tienes pegadita?
GM: Ay… ahorita… «desde mis ojos» se llama, pero olvidé el cantante, olvidé el cantante…
LMN: ¿Qué no puede faltar en tu playlist?
GM: ¿Qué no puede faltar?… High School Musical, de Disney Channel
LMN: ¿En serio?… no lo vi venir
GM: ¿Viste? yo soy así, yo lanzo las cosas de repente (risas)
LMN: ¿Caramelos de Cianuro o Los Mesoneros?
GM: No, no… Caramelos de Cianuro, Caramelos de Cianuro
LMN: La mejor canción que te queda en Karaoke es… ¿Te gusta el Karaoke?
GM: Si me gusta, no lo hago mucho, pero ¿la mejor canción que hago en karaoke?… uhmmm… yo creo que esas rancheras me encantan… cucurrucucu, la paloma, esa está buenísima para cantarla, yo canto malísimo entonces me muero de risa.
LMN: Muchas gracias Glass por tu tiempo.