Como si se tratara de un castigo, en un restaurante en Georgia le cobraron demás a una familia luego de comer porque sus pequeños hijos «eran muy ruidosos».
El hecho ha generado una gran polémica en las redes sociales debido a un cargo adicional que aparece en su menú y que dice: “Para los adultos que no puedan cumplir sus deberes como padres”.
La tarifa extra ha causado un intenso debate, ya que algunos usuarios consideran injusto que los establecimientos quieran cobrar más por el comportamiento de los hijos de los comensales, refiere el portal Quinta Fuerza.
La denuncia fue realizada en las redes sociales por la afectada, Lyndsey Landmann, una mujer residente de Florida, quien afirmó que el hecho ocurrió en el restaurante Toccoa Riverside, que visitó con 11 niños de diferentes edades, entre tres y ocho años.
Landmann recuerda que inicialmente no le pareció un gran problema el anuncio, ya que todos los niños se comportaron de manera tranquila durante la cena.
“Los niños estaban sentados al final de la mesa y se portaban bien. Incluso comenté a mitad de la comida: ‘No puedo creer lo bien que se están comportando’”, dijo Landmann.
Después de la cena, algunos padres decidieron llevar a sus hijos al río. Fue entonces cuando el propietario del restaurante se acercó a la mesa para comunicarles que se les agregaría un cargo extra de 50 dólares a su cuenta.
El hombre justificó este cargo adicional argumentando que los niños habían hecho “demasiado ruido” y “habían corrido mucho afuera”.
La mujer, quien relató lo sucedido, indica que el dueño del restaurante les gritó y se mantuvo firme en su decisión, lo que convirtió su visita en una “horrible experiencia”.
“Miré alrededor y todo el mundo estaba congelado mirando este espectáculo. Estaba gritando”, recuerda la mujer.
Para algunos usuarios de redes sociales el cargo extra está acorde porque los padres deben hacerse responsables de lo que hagan los hijos, sin embargo, para la mayoría es una estafa de ese local cobrar por algo que no se está consumiendo.
Otros consideran que es injusto penalizar económicamente a los padres por el comportamiento de los niños, especialmente cuando no hubo una conducta inapropiada evidente.