El Museo del Norte de Hertfordshire, en el Reino Unido, sostiene el relato de que el emperador romano Heliogábalo, un adolescente sirio que reinó entre 218 y 222, era transgénero.
El polémico emperador ha sido considerado como uno de los peores regentes del imperio romano por sus crímenes y depravaciones que constrastaban con la majestad del puesto que ocupaba.
El escritor Dio Casio recogió una historia sobre Heliogábalo, en la que supuestamente le había pedido a los médicos que lo dotaran de partes íntimas femeninas mediante una incisión.
Aunque en aquella época hubiesen pensado que el emperador estaba fuera de sus cabales, en la actualidad se le percibe como un transgénero pionero que se enfrentó a los estigmas de una sociedad con estereotipos binarios.
Es por ello que el Museo del Norte de Hertfordshire exhibirá una moneda acuñada durante su reinado, y se van a referir a Heliogábalo como «ella», bajo el argumento de que transicionó antes de ser asesinado. Según los textos clásicos, el joven regente pidió que se le dirigiesen en femenino.
«Sin duda prefirió este pronombre y eso es algo que reflejamos cuando hablamos de ‘ella’ en época contemporánea», ha manifestado un miembro del comité del centro, dijo The Daily Telegraph.
De hecho, en su último matrimonio, Dio escribe que el emperador «fue otorgado en matrimonio y fue llamado esposa, amante y reina».
Sin embargo, los historiadores se cuestionan si habría que tomar en serio estas teorias, o al menos hasta qué grado, ya que la credibilidad que se le concede es bastante escasa.
«Incluso el biógrafo romano de Heliogábalo, que escribió casi dos siglos después de la muerte del emperador, y que nos ha transmitido sus fantasías alimentarias y los detalles más escabrosos de sus bromas durante las fiestas, reconocía que algunas de las anécdotas inverosímiles que había relatado eran muy probablemente invenciones, urdidas tras el asesinato del emperador por aquellos que quería ganarse el favor de su rival y sucesor en el trono» dijo la experta de la Antigua Roma, Mary Beard, en su obra «Emperador de Roma».
Recientemente en una entrevista, Beard afirmó que una de las principales características de un emperador consistía en poder mezclar la verdad y la falsedad, es decir, hacer que lo falso parezca verdadero y lo verdadero parezca falso.
«No me llaméis Señor, porque soy una dama», dijo Heliogábalo según varios textos clásicos.