Enfrascarse en situaciones negativas hasta el punto de sentir resentimiento y enojo es la clave para envenenar el organismo, ya que hay una conexión directa entre la mente, las emociones y el cuerpo, aseguran diversas investigaciones.
Estos sentimientos tienden a convertirse en agentes desestabilizadores que afectan, principalmente, a uno de los más preciados activos que tienen las personas: el cerebro.
A esto se le suma la cotidianidad, las discusiones habituales, ver o escuchar injusticias, o recordar situaciones pasadas y peor aún, enfocarse en ellas.
La mayoría de quienes vivencian y normalizan estas emociones con tinte negativo tienden a aferrarse a ello y, consecuentemente, terminan hundidos en un charco de resentimiento y malestar. Cuanto más tiempo eligen permanecer en la piscina, más amargados se vuelven, refiere el Diario El Mercurio.
Esto se explica en un estudio realizado en la Universidad de New Hampshire en Estados Unidos (EEUU), en el que aseguran que en principio el resentimiento puede ayudar a que una persona se sienta más cómoda ante el dolor, porque actúa como un escudo contra la verdadera fuente de enojo, sin embargo, actuar así es una forma de eludir la responsabilidad porque hace que uno piense que tiene el control.
De manera que es una acción inequivoca porque proporciona una falsa sensación de seguridad al sentirse completamente vulnerable.
Sentimientos negativos
El médico Ramiro Fernández Castaño, especialista en neurología cognitiva y medicina del sueño, destaca que esto ocurre especialmente si ambos sentimientos negativos son reiterativos desde la niñez, etapa en la que más se desarrolla el cerebro.
“Un niño que está expuesto a situaciones estresantes desde temprana edad es probable que de grande sea una persona insegura o hipocondríaca y que ante cualquier situación vea las cosas de forma catastrófica”, dice el doctor.
Un estudio publicado en el International Journal of Psycotheraphy Practice and Research asegura que las emociones mencionadas tienen consecuencias negativas a nivel físico.
“Las personas que se quedan ancladas en una mentalidad negativa, sin quererlo están favoreciendo a la muerte neuronal, en cambio las que eligen enfocarse en lo positivo generan nuevas neuronas a partir de células madre cerebrales”, añadió Jackie Delger, neuropsicoeducadora y Life & Business Coach.
Asegura que vivir en un estado crónico de tensión desactiva los mecanismos de reparación del cuerpo, lo que aumenta la inflamación y la hormona del estrés, el cortisol, en el cuerpo.
De manera que el perdón hace que se active el sistema nervioso parasimpático, lo que ayuda al sistema inmunológico a funcionar de manera más eficiente y deja espacio para las hormonas que producen bienestar, como la serotonina y la oxitocina.
Más depresión
Basado en la investigación, en el Hospital John Hopkins aseguran que las personas que guardan rencor tienen más probabilidades de experimentar depresión grave y trastorno de estrés postraumático, así como otras afecciones de salud.
En caso de querer aprender a sobrellevar el enojo y evitar que quede encapsulado en el cuerpo, un relevamiento realizado por el Ministerio de Salud de Australia aconseja:
♦ En caso de sentirse fuera de control, hay que alejarse de la situación temporalmente hasta estar más calmo.
♦ Reconocer y aceptar la emoción como normal y parte de la vida.
♦ Intentar identificar las razones por las que se siente enojado.
♦Llevar a cabo una actividad física, como salir a correr o hacer deporte.
♦Hablar con alguien de confianza sobre como se siente.