La historia del niño chino Zhang Xinyang para muchos puede ser la vida soñada, para otros es una caída estrepitosa. Cuando apenas tenia 10 años de edad, comenzó su carrera universitaria y a los 13 ingresó a un posgrado, adjudicándose mundialmente el título de «niño prodigio«, sin embargo, ahora no hace nada y vive de sus padres.
Según el medio Meganoticas en la actualidad tiene 28 años y las expectativas que se tenía sobre su futuro están lejos de cumplirse.
Xinyang no tenía 18 años cuando ya era estudiante del doctorado de Matemáticas Aplicadas en la Universidad de Beihang.
Mientras era estudiante de posgrado amenazó a sus padres con que abandonaría la universidad si no le compraban un departamento que, en ese entonces, tenía un precio de 275.000 dólares.
«Si no tuviera mi propia casa aquí, sería como esos vagabundos. Si soy como ellos, ¿por qué mis padres quieren que obtenga un doctorado?», señaló aquel niño en una entrevista, en la que agregó que era responsabilidad de sus padres «proporcionarle un buen entorno de vida». Dijo: «esperan que me quede, deberían esforzarse más por eso«.
En su defensa asegura que sus padres le impusieron un estilo de vida que él no pidió y que tampoco quería, por lo que ahora deben mantenerlo de por vida.
«Plantaron su vida para mí, tratando de hacerme pensar que lo que me estaban llevando a hacer era lo que yo quería«, dijo.
Los padres «compraron» el inmueble que su hijo deseaba, pero años más tarde se reveló que lo habían arrendado, pero le mintieron para que él no renunciara a sus estudios.
Un futuro truncado
En 2019 culminó un postgrado y luego se desempeñó como profesor universitario pero renunció dos años después.
Desde entonces, no tiene un trabajo a tiempo completo, sus ahorros son mínimos y depende económicamente de sus progenitores.
El joven culpa a sus padres por su situación actual, en especial por lo que hicieron con la mentira del departamento.
«Me deben esto. El apartamento que nunca me compraron debería valer ahora más de 1,4 millones de dólares (más de 1,2 mil millones de pesos chilenos)», expresó a un medio chino.
Además asegura que no hay libertad financiera cuando se trabaja para otra persona, por lo que es mejor estar en su casa sin hacer nada y así no tiene que tolerar a los demás.