Una empresa de aviación desarrolló un tipo de combustible elaborado enteramente a partir de aguas residuales humanas. Pero eso no es todo: El «biocrudo» tiene «emisiones netas 0».
Según publicó la BBC, la empresa inglesa Green Fuels, se asoció con Sergio Lima, un químico del Imperial College de Londres y juntos desarrollaron un proceso que transforma las heces en electricidad, y, antes, en “biocrudo”.
«Esta mezcla parece aceite: espeso, negro, pegajoso. Pero lo más importante es que se comporta químicamente como el petróleo crudo y es un combustible con emisiones netas cero», señaló Lima.
«Queríamos encontrar una materia prima de bajo costo que fuera abundante. Y, por supuesto, la caca es abundante», sostuvo James Hygate, director ejecutivo de Firefly Green Fuels.
Una serie de pruebas independientes realizadas por reguladores de aviación internacionales encontraron que era casi idéntico al combustible fósil estándar para aviones.
De hecho, el equipo de Firefly trabajó con la Universidad de Cranfield para examinar el impacto del carbono en el ciclo de vida del combustible. Concluyó que el combustible de Firefly tiene una huella de carbono 90% menor que la del combustible estándar para aviones.
James Hygate, director ejecutivo de Firefly Green Fuels, cree que su invento tiene una oportunidad de desarrollo global por la abundancia de la materia prima.
Por su parte, el Departamento de Transporte de Reino Unido concedió al equipo una subvención de investigación de más de US$2 millones.
Aunque este grupo de científicos puede hacer querosene en un tubo, aún está muy lejos de reemplazar al combustible en los aeropuertos del mundo. Hygate hizo sus cuentas. Cada ser humano, calcula, produce suficientes aguas residuales en un año para producir de cuatro a cinco litros de biocombustible para aviones.
Para volar un avión de pasajeros de Londres a Nueva York se necesitarían las aguas residuales de 10.000 personas al año.
