Tyler Cowen, profesor de economía en la Universidad George Mason y presentador del blog Marginal Revolution, explicó recientemente que hay una conexión entre la psicoterapia o los tratamientos farmacéuticos y la acumulación de riqueza.
«Los economistas están acostumbrados a la idea de que intervenir de manera concreta puede mejorar los resultados. Por otro lado, con intervenciones psicológicas (aplicación de principios y técnicas para asistir a las personas comprender sus problemas, reducirlos o superarlos) podrían tener los mismos resultados», dijo el docente.
El catedrático, citado en el artículo de Bloomberg, dijo que es posible enriquecer a las personas simplemente ayudándolas a sentirse mejor. Se trata de una nueva rama de la investigación económica y aunque los resultados no son en modo alguno definitivos, son especialmente importantes para la economía del desarrollo.
«En los países pobres, las personas pueden tener especial probabilidad de sufrir traumas, dadas las circunstancias de guerra y violencia, escasez de alimentos o desastres naturales. Y las intervenciones puramente psicológicas son prometedoras como modestas herramientas para la superación económica», destacó.
Hay que recordar que existen diversos tipos de intervención: psicoanálisis, terapia psicodinámica, terapia de conducta y terapia cognitivo-conductual, principalmente.
«Una encuesta realizada en países de ingresos bajos y medios encontró 39 estudios que identificaron que los tratamientos psicoterapéuticos podrían mejorar los resultados laborales, incluido el empleo, en ensayos controlados aleatorios», dice el artículo.
Los economistas apenas están comenzando a recopilar evidencia. Un estudio , realizado en la India, encontró que los antidepresivos combinados con terapia y asistencia para el sustento, esencialmente capacitación laboral y asesoramiento, tenían efectos positivos significativos para las mujeres tratadas.
Las tasas de depresión eran más bajas, lo que llevó a una mayor inversión en los hijos de las mujeres y redujo la incidencia de “shocks negativos” en las vidas de las mujeres.
Ninguno de estos resultados demuestra que exista una “psicología de la pobreza” que deba superarse mediante intervenciones externas. Sin embargo, se dice que las economías más pobres pueden obtener ganancias marginales invirtiendo en lo que podría llamarse infraestructura psicológica y psicoterapéutica.
Los países pueden hacer que la ayuda terapéutica sea más accesible y fomentar una cultura en la que las personas se sientan cómodas buscándola.
