El Gobierno de Ecuador dejó claro a los grupos terroristas que azotan al país desde este martes que no van a retroceder ni a negociar.
En una transmisión pública el almirante Jaime Vela Erazo, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, se pronunció en compañía de los ministros de Gobierno, Mónica Palencia, y de Defensa, Giancarlo Loffredo.
Destacó que los grupos terroristas que atentan contra su país son «objetivos militares» en la mira de las Fuerzas Armadas y por ende se encargarán de hacer prevalecer el orden en la nación meridional, afectada esta jornada tras una serie de hechos criminales, refiere RT.
También hizo referencia a lo ocurrido este martes en el canal de televisión en Guayaquil, cuando un grupo armado irrumpio en una transmisión en vivo y dijo que la acción de los organismos de seguridad en ese hecho es una respuesta de estructuras criminales a las acciones emprendidas por el presidente Daniel Noboa contra la criminalidad.
«Han desatado una ola de violencia para atemorizar a la población, para ello han cometido hechos sangrientos y sin precedentes en la historia de la nación. A pesar de su brutal maldad, este intento fracasará», apuntó.
Vela enfatizó que todo grupo terrorista señalado en el Decreto Ejecutivo 111 suscrito por Noboa «se ha convertido en un objetivo militar» inmediato. «Ningún acto de terror nos hará claudicar», agregó.
En dicho documento ejecutivo, el mandatario reconoció la existencia de un «conflicto armado interno» en Ecuador y ordenó a los militares ejecutar operaciones para neutralizar a estos grupos.
Conflicto armado interno
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, reconoció este martes la existencia legal de un «conflicto armado interno» y ordenó a las Fuerzas Armadas ejecutar acciones militares.
Explicó que las medidas militares deben desarrollarse «bajo el derecho internacional humanitario y respetando los derechos humanos».
La jornada de terror se desató por el accionar de grupos de delincuencia organizada (GDO), luego de que el presidente Noboa decretara el lunes un estado de excepción, que incluyó un toque de queda de seis horas durante la madrugada, como medida para atajar el avance de las acciones violentas en el país.
