Los últimos años se ha hecho popular el llamado Blue Monday o el Día más triste del año, establecido así por el psicólogo Cliff Arnall, tras hacer un estudio para una campaña publicitaria de la agencia de viajes Sky Travel en el año 2005.
«Según Arnall, luego de las festividades navideñas y la ilusión de un comienzo con distintas metas en año nuevo, para el tercer lunes de enero las personas ya se sienten frustradas por esos objetivos que saben que son difíciles de cumplir», reseñó CNN.
Hay que estar conscientes de que la depresión del llamado Blue Monday no es real, pero sí lo es la tristeza estacional y, sin lugar a dudas, uno de ellos es el día lunes. La razón es obvia: muchos retoman sus actividades y regresan a la rutina tras un fin de semana de descanso. De ahí que para algunos se presente difícil o cuesta arriba.
Mercedes Bermejo, psicóloga y vocal del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, explicó que el Blue Monday “se determinó sin ningún tipo de evidencia científica con base en una fórmula planteada por diferentes variables que tienen que ver con la vuelta de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la suma de los gastos y excesos durante las festividades, así como las condiciones climatológicas”.
En resumen, el valor negativo conferido a esta jornada no es real aunque existen los periodos en que uno puede experimentar estados de tristeza con más probabilidad.
“Muchos estudios sí que hablan de que el clima y el entorno influyen en el estado de ánimo. Así como las vacaciones, así como cuando conseguimos nuestros objetivos. También a nivel económico, todos sabemos que la cuesta de enero es complicada”, afirma Bermejo.
A pesar de su mala fama, Bermejo recalca que la tristeza es una emoción normal, incluso necesaria ya que “la felicidad extrema y constante no existe, nuestro estado de ánimo fluctúa”.
Según afirma, los psicólogos se encuentran muchas veces en sus consultas con pacientes que han aprendido en su entorno a rehuir este sentimiento, a prohibirlo y no exteriorizarlo. Algo que recomienda evitar, pues esta “nos permite conectar con nosotros mismos, estar en nuestros propios duelos y en paz, en calma. Estos estados emocionales ayudan a que estemos mucho más calmados y desahogados cuando tenemos que disfrutar de otras emociones más agradables como la alegría”.
