No solo la gripe se contagia, también la toxicidad de tus compañeros de trabajo, así que toma nota para no caer en sus redes.
Los compañeros de trabajo pueden ser nuestros grandes aliados, o nuestros peores enemigos. En el primer caso, serán una fuente inagotable de aprendizaje, y en el segundo, también, aunque a un precio muy alto.
De acuerdo al sitio web Indeed.com, las personas negativas en los trabajos se clasifican en dos: las crónicas, que pueden tener problemas tanto fuera como dentro del trabajo, que acostumbran a ver el vaso medio vacio y las ocasionales, que pueden actuar de esta manera de vez en cuando.
Las que son ocasionalmente negativas, no son tan dañinas, incluso todos podemos tener una fracción de negativismo al día con un proyecto difícil o un momento de mucho estrés.
Pero la persona negativa crónica, que parece un cuento de Edgar Allan Poe, puede ser un problema grave y puede afectar nuestra concentración, satisfacción e incluso nuestra productividad.
Por lo general este tipo de persona no va a dejar de serlo, ya que la fuente de su insatisfacción proviene de las propias circunstancias que Él mismo ha labrado con cada una de sus decisiones.
Pero la pregunta es: ¿Cómo protegernos de esta negatividad?
Principalmente, debemos ser personas agradecidas en el marco nuestro esquema de creencias. Esto no solo ayuda a mejorar el estado de ánimo, aumenta la motivación, la productividad sino que incluso puede ser un aumentar nuestra longevidad.
La gratitud, que está presente en la mayoría de las religiones, permite enfocarse en lo positivo, que sirve como un manto que nos protegerá de la negatividad.
Rodearse de personas más positivas que uno, que puedan calibrar nuestra emociones cuando estén por el piso, es otra de las claves para combatir la negatividad.
Acercarse a ellas y formar una especie de red de apoyo, será vital para crear un espacio más optimista en el que las conversaciones sean más constructivas. En estos microclimas hay menos posibilidad de que se filtre la negatividad.
Escuchar, sí, escuchar para identificar si el foco de negativismo es ocasional o crónico, y buscar la mejor estrategia para hacerle frente.
Hablar con esa persona «nube gris» es importante para comprender cuál es el origen de su negatividad y si existe la posibilidad de darle vuelta a esa situación. Identificar el problema es el primer paso de la solución.
En algunos casos lo recomendable es alejarse si lo necesitas, ya que la exposición a esta fuente de descontento, en algunos casos, terminará afectando en la productividad.
Es por eso que una pequeña pausa puede revitalizarte, antes de exponerte nuevamente a esa persona negativa, ya que en algunos casos es inevitable eludirlas.
Agregar un pero puede ser la solución a muchos problemas cuando tienes la certeza que existe otra salida.
Las personas negativas se enfocan en lo malo, lo que no sirve, lo roto, lo feo y sumar un pero puede cambiar radicalmente la narrativa. Alguien puede decir, hacen mucho ruido en la oficina y no me gusta el color de las paredes, pero, tenemos una hermosa vista.
No pases tiempo con ellos fuera del trabajo, más allá que los lazos de amistad que extrapolan las paredes del trabajo suelen redundar en diversos beneficios.
Sin embargo, cuando se trata de una persona negativa, hay que limitar las interacciones si ya lo diagnosticamos como una fuente de negatividad. Evitar hacer actividades juntos fuera del trabajo es la mejor opción para este tipo de casos, sin que este gesto ofenda el espíritu de las amistades verdaderas.
