Las relaciones sexuales, al igual que cualquier otras facetas de la vida, pueden caer en la monotonía, y para evitarlo hay que mantener encendida la chispa. ¿Cómo podemos mantener viva esa llama a lo largo del tiempo?
En su columna Hablemos de Sexo, la educadora en sexualidad Josie Edmée ofrece una serie de consejos para provocar situaciones nuevas que reavivar la chispa.
En la sexualidad la rutina puede ser un enemigo íntimo que puede apagar progresivamente la pasión que alguna vez ardió intensamente en los albores de una relación.
Es por ello que muchas parejas se encuentran con el dilema de querer recuperar el deseo perdido, pero no saben cómo hacerlo o simplemente consideran que ya es una guerra perdida.
Existe una creencia errónea de que el deseo sexual debe surgir espontáneamente sin esfuerzo, lo que que ha llevado a la frustración a muchas parejas y que tiene puede generar frustraciones, discusiones y menos sexo.
En las relaciones de largas los especialistas sugieren la incorporación de nuevas experiencias para reactivar esas «mariposas en el estómago» como en los primeros días.
Esto significa integrar nuevas prácticas, escenarios o comportamientos para evitar que el entorno sexual se vuelva predecible.
Para la especialista, la clave radica en ser creativos e introducir sorpresas que rompan la rutina y generen un aire de misterio, de incertidumbre, de cambio y emoción, por lo que sugieren integrar al menos 12 novedades al año.
«La seducción, se convierte en un elemento clave antes, durante y después del acto sexual» acotó Edmée.
La novedad sexual siempre será un catalizador que puede revitalizar una relación, llevándola a nuevas alturas de conexión y satisfacción, por lo que ambas partes deben comprometerse a ser creativos para mantener la pasión.
Hay cosas sencillas que se pueden practicar y con buenos resultados
- – Si siempre se tiene sexo en el cuarto, pueden moverse a otro lugar de la casa.
- – Usar ropa interior diferente, encender velas y ambientar el escenario.
- – Integrar música sensual.
- -Hablarse al oído, leerse en voz alta una novela erótica, hasta la exploración de fantasías compartidas.
Aunque el verdadero secreto, apunta la educatora, no está en una pastilla mágica sino en que la pareja tenga la disposición para explorar, experimentar y cultivar un sentido de aventura.