Un grupo de adultos secuestró a un niño de tres años en Georgia y lo trasladó a un presunto centro de entrenamiento en una zona rural del estado de Nuevo México. Desde allí, lo dejaron morir para esperar su «resurrección», y enfrentar una supuesta guerra contra lo que consideraban instituciones corruptas.
El caso fue en el 2017, pero la información se hizo pública recientemente, gracias a una audiencia en la que se presentaron varios implicados en el caso.
Jany Leveille, ciudadana haitiana y presunta líder espiritual de la secta, fue condenada a 15 años de prisión tras declararse culpable, según un comunicado del Departamento de Justicia.
Los fiscales federales señalaron que el complejo funcionaba como un lugar de entrenamiento para que los niños llevaran a cabo tiroteos en escuelas de Estados Unidos. A pesar de estar fuertemente protegido, carecía de agua corriente, electricidad y tenía escasa comida.
Tras la muerte del niño secuestrado días después del rapto, Leveille profetizó que resucitaría en abril del año siguiente para liderarlos contra sus enemigos y matar a quienes se negaran a unirse al culto.
«El entrenamiento táctico y con armas de fuego del grupo aumentó en frecuencia, intensidad y complejidad previo a la resurrección de Pascua», menciona el comunicado del Departamento de Justicia.
Sin embargo, cuando esa fecha pasó sin novedad, la mujer cambió la predicción a un momento posterior en el año. Cuando los agentes allanaron el complejo en agosto de 2018, encontraron varios niños desnutridos, además de armas, municiones y documentos de entrenamiento.
En una búsqueda posterior, se encontró el cuerpo del niño de tres años. Siraj Ibn Wahhaj, padre del niño secuestrado, sus hermanas Hujrah Wahhaj y Subhanah Wahhaj, así como el esposo de Subhanah, Lucas Morton, fueron condenados a prisión de por vida sin posibilidad de libertad condicional. Leveille será deportada de Estados Unidos.