El síndrome de la niña buena: la carga de complacer a los demás

En un mundo donde la apariencia puede engañar, las niñas que parecen cumplir con todos los estándares de comportamiento, se enfrentan a una carga silenciosa que puede pasar desapercibida hasta para ellas mismas.

Este síndrome, conocido como el síndrome de la niña buena, ha sido objeto de estudio y reflexión por parte de la psicóloga Mireia Rodríguez, especialista en trauma, apego y vínculos, cuyo primer libro aborda esta temática.

En un artículo publicado en el diario La Vanguardia, la especialista introduce en el concepto de este síndrome que afecta principalmente a mujeres, quienes desde una temprana edad se ven impulsadas a complacer a los demás a expensas de sus propios deseos y necesidades.

Este patrón de comportamiento, normalmente arraigado desde la infancia, se manifiesta en la incapacidad para establecer límites, la hiperexigencia y la dificultad para tolerar las críticas.

La psicóloga Rodríguez destaca que, aunque el síndrome puede afectar a personas de cualquier edad, muchas veces se hace más evidente en la vida adulta. Este comportamiento complaciente y la necesidad de validación externa pueden volverse adictivos, convirtiendo a la persona en prisionera de las expectativas ajenas.

En su libro «Cómo dejar de ser una niña buena», Rodríguez proporciona una guía para identificar estos patrones y reconectar con la niña interior, con el fin de comprender mejor las dinámicas presentes en la vida adulta. El libro explora las diversas manifestaciones del síndrome, desde la falta de límites hasta la tendencia a asumir la carga emocional de los demás.

La publicación también aborda la influencia del entorno en el desarrollo del síndrome. La presión social y las expectativas familiares pueden contribuir a la internalización de estos patrones de comportamiento desde una edad temprana. Además, la falta de reconocimiento y comprensión del síndrome puede llevar a problemas de ansiedad y a enfermedades psicosomáticas en la vida adulta.

Desde el punto de vista de Rodríguez, es crucial buscar ayuda profesional para abordar este síndrome y romper con los patrones de comportamiento limitantes. Los ejercicios propuestos en su libro permiten una introspección profunda y son un primer paso hacia la liberación de la carga emocional que conlleva el síndrome de la niña buena.

El síndrome de la niña buena puede parecer invisible a simple vista, pero su impacto en la vida de las mujeres que lo padecen es innegable. Reconocer su existencia y trabajar en su superación es esencial para alcanzar una vida plena y auténtica.

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