Diez personas han muerto y otras 42 están desaparecidas como consecuencia de las inundaciones provocadas por la rotura de la presa de Nueva Kajovka, en territorio controlado por Rusia en la provincia de Jersón, sur de Ucrania.
Según el Ministerio del Interior ucraniano, ocho personas fallecieron en Jersón y dos en la región vecina de Mykokáyiv. Siete de los 42 desaparecidos, añadió la fuente, son niños.
Todas las personas en paradero desconocido viven en Jersón.
Crece el temor de la población y las autoridades a enfermedades infecciosas por la gran contaminación del agua, que ha arrasado cementerios, almacenes de petróleo y de aceite de motor.
Mientras, en Berlín, un grupo de manifestantes se metió en el lago Schlachtensee para protestar contra el ataque a la instalaciones de la central hidroeléctrica, del que se acusan mutuamente Ucrania y Rusia.
«16 compuertas de esclusa, el edificio de la central hidroeléctrica y la represa entre el edificio de la central y la esclusa fueron dañados. La planta hidráulica no podrá ser restaurada», publicó la agencia DW, en entrevista de Ihor Syrota, director de la sociedad anónima Ukrhydroenergo, dueña de la instalación.
“Las fuerzas rusas afirman que los bombardeos ucranianos dañaron parcialmente la central hidroeléctrica. De acuerdo con el Gobierno en Kiev, como consecuencia de la destrucción, unas 80 localidades podrían ser inundadas”.
Hay que recordar que ya en el primer día de la invasión rusa en Ucrania, el 24 de febrero de 2022, la planta hidroeléctrica de Kajovka fue conquistada. El servicio de inteligencia ucraniano asegura que, en octubre de 2022, el Ejército ruso minó por completo la represa.
Rusia niega todos estos señalamientos.