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Abrió un autolavado para darle una oportunidad de trabajo a su hijo autista y a otros jóvenes en el espectro

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John D’Eri abrió el autolavado Rising Tide en Parkland, Florida, en el 2013, hoy es un exitoso negocio que emplea solo a personas dentro del espectro autista (Foto: X)

En 2013, John D’Eri abrió el autolavado Rising Tide en Parkland, Florida, con una misión clara: emplear adultos con autismo. Este proyecto no solo les brinda la oportunidad de ganar dinero, sino también de convertirse en miembros activos de la sociedad.

La inspiración detrás del autolavado

El concepto de Rising Tide surgió de la preocupación de D’Eri por el futuro laboral de su hijo Andrew, de 25 años, quien tiene autismo.

Las personas con autismo a menudo enfrentan desafíos para comprender la realidad, lo que complica su capacidad para socializar y responder adecuadamente en situaciones laborales, especialmente durante entrevistas de trabajo. Esto limita sus oportunidades de empleo.

El nacimiento de Rising Tide

La idea se concretó mientras D’Eri estaba sentado en un autolavado. Observó que su hijo Andrew podría realizar ese trabajo sin problemas.

Decidido a aprender sobre el negocio, D’Eri investigó durante varios meses. Finalmente, él y su hijo mayor, Thomas, de 27 años, compraron y renovaron un autolavado, transformándolo en Rising Tide, resalta el portal La Guía del Varón.

Un éxito rotundo en el primer año

El modelo de negocio de Rising Tide demostró ser un éxito. Durante su primer año, lavaron 147.000 autos y generaron ganancias de aproximadamente 1,5 millones de dólares. Este éxito se atribuye en gran parte a su enfoque inclusivo, contratando a alrededor de 35 hombres y mujeres con autismo.

Empleados comprometidos y puntuales

Los empleados de Rising Tide valoran su trabajo, siguen las reglas y llegan puntuales. Su compromiso se refleja en la calidad del servicio que ofrecen.

Andrew D’Eri, por ejemplo, destaca que su tarea favorita es hacer brillar los neumáticos, aunque no le gusta tanto aspirar.

Sus colegas, Matt Keller, de 23 años, y Sean Gervil, de 21, encontraron en Rising Tide una última esperanza después de enfrentar dificultades para conseguir empleo. Keller, quien ahora es supervisor, expresa su gratitud por la oportunidad.

Mirando hacia el futuro

John D’Eri ya no se preocupa por el futuro de su hijo. Andrew ha aprendido a desempeñar su trabajo con eficacia y D’Eri confía en su capacidad para prosperar. Impulsados por su éxito, Rising Tide planea abrir un segundo local en Parkland, continuando su misión de inclusión y transformación social.

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