En 1802, Ludwig Van Beethoven, le pidió a su médico de cabecera, Johann Adam Schmidt, que, tras su fallecimiento, describiera su progresiva pérdida de audición y sus severos problemas gastrointestinales para que ‘’en la medida de lo posible’’, al menos el mundo se reconciliara con él.
Sin embargo, en 1809, Adam Schmidt falleció, por lo que la causa de muerte del compositor alemán quedó envuelto en un misterio, hasta ahora.
Más de dos siglos después, un equipo de científicos cumplió el deseo del compositor y tras analizar el ADN de cinco mechones de su cabello no hallaron explicación a su sordera ni a sus problemas gastrointestinales, aunque descubrieron que el compositor sufría de una predisposición genética a las enfermedades hepáticas.
Current Biology
En la investigación participaron seis instituciones: Universidad de Cambridge, Bethoven Center San Jose, American Beethoven Society, Universidad KU Leuven, Universidad de Bonn, Beethoven-Haus de Bonn y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, cuyos resultados fueron expuestos en ‘Current Biology’.
De acuerdo al informe, ‘’el 27 de marzo de 1827, el día después de la muerte de Beethoven, dos de sus asociados descubrieron varios documentos almacenados en un compartimento oculto en su escritorio, incluido un documento inusual escrito en 1802 y dirigido a sus hermanos, conocido como el ‘Testamento de Heiligenstadt’.
En el documento, el compositor confesó que estuvo afectado por la pérdida auditiva que sufrió, alegando que ‘’sólo la virtud y el arte’’ le impidieron suicidarse. Además, Johannes Krause, científico del Instituto Max Planck, explicó que: ‘’En el verano de 1821, Beethoven comenzó a mostrar síntomas de enfermedad hepática cuando sufrió el primero de al menos dos ataques de ictericia. Ataques que culminaron con su muerte, muy probablemente debido a una cirrosis, el 26 de marzo de 1827’’.
‘’No pudimos encontrar una causa definitiva para la sordera o los problemas gastrointestinales de Beethoven. Sin embargo, descubrimos una serie de factores de riesgo genéticos a enfermedades hepáticas’’, agregó el experto.
En el verano de 1821, el compositor cambió radicalmente su estilo de vida, su piel amarillenta reflejaba que algo no estaba bien en el cuerpo del compositor. ‘’También encontramos pruebas de una infección con el virus de la Hepatitis B meses antes de la última enfermedad del compositor’’, señaló el informe.
Beethoven y su relación con el alcohol
El informe de ‘Current Biology’ añadió que existen ‘’evidencias del consumo regular de cantidades moderadas a grandes de alcohol’’, lo que llevó a algunos biógrafos del compositor a catalogar que Beethoven era ‘’dependiente del alcohol’’, lo que sería un factor de riesgo conocido para la cirrosis hepática.
Incluso, poco antes de su fallecimiento, un amigo del alemán reveló que el músico podía consumir hasta un litro de vino al día. Cabe destacar que, dentro de la familia inmediata de Beethoven, existen antecedentes familiares de dependencia del alcohol y enfermedad hepática.
‘’Si Beethoven consumía regularmente cantidades suficientemente grandes de alcohol, el riesgo combinado conferido por el consumo de alcohol y su predisposición genética sustancial pueden constituir una explicación causal plausible de su enfermedad hepática. Además, demostramos que Beethoven tenía una infección por VHB -hepatitis B- al menos durante los meses previos a su muerte«, señaló el informe.
Paternidad extramatrimonial
Aunque la investigación iba dirigida a un proceso específico, explorar los genes del compositor logró consecuencias inesperadas.
Los científicos comprobaron que el cromosoma Y de Beethoven no coincide con el de ninguno de sus cinco familiares lejanos conocidos actualmente, los cuales llevan el mismo apellido y comparten un ancestro en común con el músico alemán.
El cromosoma Y es transmitido únicamente de padres a hijos, y, a menos que haya una mutación, éste no debería cambiar. Sin embargo, los Van Beethoven que aún continúan con vida, no comparten el mismo cromosoma con el compositor.
‘’Combinando datos de ADN y documentos de archivo, pudimos observar una discrepancia entre la genealogía legal y biológica de Ludwig van Beethoven’’, explicó el experto en genealogía genética de la Universidad de Lovaina, Maarten Larmuseau.
El misterio sólo puede definirse como la existencia de al menos una paternidad extramatrimonial con descendencia en la línea paterna de Beethoven. El problema es que, debido a que los datos genéticos de las siete generaciones del compositor son severamente escasos, sería difícil conocer cuándo sucedió exactamente.
Más allá del tema familiar, el genetista Carles Lalueza-Fox, destacó la fortaleza y calidad del nuevo estudio. ‘’Es la primera vez que se obtiene el genoma de un personaje histórico a alta calidad, es como si lo hubieran hecho de una persona viva’’, explicó.
Sea como fuese, la ciencia finalmente cumplió el deseo de Beethoven dos siglos después.