Este martes se detectó una fuga en el reactor de la central nuclear Isar 2, en el estado de Baviera, al sur de Alemania, según información del Ministerio de Medio Ambiente de ese país.
Este incidente podría comprometer el plan del Gobierno para paliar la escasez de energía, provocada principalmente por la subida vertiginosa de los precios del gas natural debido a las sanciones que la Unión Europea ha impuesto a Moscú, en el marco de su operación militar en Ucrania.
El reporte indica que los trabajos de mantenimiento se llevarán a cabo en octubre y se necesitará al menos una semana para solucionar el problema.
Durante ese período, todas las operaciones de la planta, gestionada por la filial de E.ON, PreussenElektra, tendrán que suspenderse por completo.
Aunque la avería no supone, en apariencia, ningún riesgo para el público, si lo tiene ante la población que necesita una solución ante la crisis energética.
Inicialmente, estaba previsto que la central nuclear dejará de funcionar a finales de 2022, como parte de los esfuerzos de Alemania por eliminar la energía atómica, sin embargo, la actual crisis energética ha obligado a Berlín a posponer hasta abril de 2023 la instalación en espera como fuente de energía de reserva, a la que se podría recurrir si la situación empeora.
Hace dos semanas, la empresa operadora de la central nuclear alemana Isar 2 advirtió en una carta dirigida al ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, que mantener dos centrales nucleares en la "reserva" para su reconexión a corto plazo a la red es "técnicamente inviable".
Este martes un portavoz de E.ON dijo que confía en que se pueda acordar con el Gobierno un marco que permita a la Isar 2 contribuir a asegurar el suministro eléctrico de Alemania más allá del 31 de diciembre.
"Sin embargo, debido a los plazos necesarios, ahora es necesario que las discusiones políticas en curso conduzcan rápidamente a un resultado claro y que todos los implicados creen una planificación de seguridad lo antes posible", añadió.
Dado que Rusia ha estado suministrando a Alemania menos gas, se ha discutido la posibilidad de prolongar el funcionamiento de las tres centrales nucleares restantes.
Habeck, sugirió mantener operativas hasta mediados de abril las dos centrales del sur de Alemania, la Isar 2 y la Neckarwestheim, para el caso en el que se produzcan cuellos de botella.
