A menos de una semana de las elecciones presidenciales en Brasil, los principales candidatos, Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva, buscan el “voto útil”, como un impulso para ganar la presidencia del país suramericano.
Este concepto se refiere al sufragio de los electores que no quieren desperdiciar su participación en terceros candidatos, un grupo que apenas llega al 13%, pero que puede ser decisivo, en una nación cada vez más radicalizada.
Analistas aseguran que estas han sido las elecciones más polarizadas en la historia de Brasil. Lula lidera desde hace varios meses todas las encuestas, con un promedio de 47% de la intención de voto.
Bolsonaro por su parte, contabiliza 31% de apoyo y lucha por reducir esa diferencia, para intentar forzar la segunda vuelta, prevista para el 30 de octubre, en caso de que ninguno obtenga, este domingo, más de la mitad de los votos.
Según las últimas encuestas, 50% de los electores dice que no votaría por Bolsonaro de ninguna forma, un 38% dice lo mismo de Lula, lo que evidencia la grieta entre ambas partes.
La estrategia de Lula en la recta final de la campaña, ha sido buscar los votos del laborista Ciro Gomes (7%), tercer candidato más votado en las presidenciales de 2018, y de Simone Tebet (5%), representante de las principales fuerzas de centro, con lo que -según las encuestas- lograría lo suficiente para la victoria.
Los sondeos indican que Lula tiene posibilidades de alcanzar más de la mitad de los votos útiles en la primera vuelta, y garantizar su elección, pero el líder socialista sabe que para ello necesita del "voto útil" de los electores de Gomes y Tebet, refiere EFE.
Bolsonaro, por su parte, ha ablandado sus históricas posiciones radicales, se ha acercado al centro y hasta ha pedido disculpas por algunos de sus actos y dichos más reprochables.
La actual polarización ha generado tensiones y un ambiente crispado que tardará un tiempo en ser superado, según los analistas.
De acuerdo con una reciente encuesta, 67,5 % de los brasileños temen ser agredidos por sus posiciones políticas, y 3,2 % dijeron haber sido amenazados por ese motivo en el último mes.
Las elecciones del próximo domingo en Brasil definirán la futura relación del país con América Latina y el mundo, y enfrentan a dos modelos claramente opuestos.
