Argentina vive momentos de inestabilidad económica, con una inflación que supera el 60%, mientras los precios cada día van en alza, el poder adquisitivo disminuye y los ciudadanos tratan de proteger su dinero con compras nerviosas de bienes o dólares.
Las diferencias entre el presidente Alberto Fernández con la vicepresidenta Cristina Kirchner, aunado a la renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, y su reemplazo por Silvina Batakis han provocado una ola de incertidumbre en los ciudadanos de a pie, en los comerciantes y en los mercados internacionales.
El cambio de ministro coincidió con el pago a los asalariados de la mitad del aguinaldo anual, que eleva el consumo en esta época del año. Pese al oscuro panorama, muchos argentinos optan por comprar cualquier bien para adelantarse a las alzas de precio y protegerse de la devaluación. El remarcaje de precios y la especulación están presentes en el día a día.
“Ventas hay más que nunca. La gente compra igual porque sabe que si espera, el precio va aumentar. Es el momento de vender stock”, afirmó Luis Sacco, pequeño comerciante de la ciudad de Buenos Aires.
Mientras una parte de la ciudadanía adquiere bienes considerados no prioritarios, otra debe sortear el elevado costo de los alimentos, que ya cuenta con más de 33,7% de inflación. Muchos argentinos han tenido que restringir sus compras o sustituir unos alimentos por otros de más bajo precio.
Los ciudadanos se han acostumbrado a los vaivenes de la economía desde hace más de dos décadas. De hecho, aún se recuerda la crisis del año 2001, cuando en medio de la hiperinflación, el entonces gobierno de Fernando De La Rúa declaró el default o incapacidad de pago a sus acreedores internacionales.
En la actualidad, Argentina tiene rígidas restricciones a la compra de divisas y coexisten varios tipos de cambio. El oficial ubica al dólar estadounidense en 132 pesos; el dólar “blue” o informal se cotiza en 255 pesos (el doble del cambio official) mientras que el llamado dólar negro se vende en 280 pesos argentinos.
Mientras la población se ajusta al panorama económico, en el alto Gobierno buscan enviar una señal de estabilidad al mercado interno e internacional. Silvina Batakis, de 53 años, recién designada como ministra de Economía, ya recalcó que dará continuidad a las políticas económicas del gobierno de centroizquierda de Alberto Fernández. Falta ahora que el mandatario y la vicepresidenta Cristina Kirchner superen sus diferencias en beneficio del país.