Varios países del sudeste asiático como Vietnam, Camboya, Malasia o Tailandia utilizan a los elefantes para sus actividades diarias como el trabajo en el campo, y en algunos casos, son un importante atractivo de interés turístico.
En Tailandia el turismo es una de las principales actividades económicas, y pese a ser un santuario de elefantes no todos los cuidadores apelan a las buenas prácticas para promover su conservación.
Desde hace algunos años varios santuarios cambiaron la forma de interacción de estos grandes mamíferos con los turistas, y a cambio de brindar los tradicionales paseos encima de ellos, ofrecen alimentarlos, darse un baño con ellos o pasear a su lado.
Sin embargo, varios santuarios siguen obligando a los elefantes a montar en su lomo a decenas de turistas a diario, generándoles grandes problemas de salud.
La fundación Wildlife Friends Foundation of Thailand (WFFT) reveló el caso de Pai Lin, una elefanta de 71 años que durante más de 25 años ha estado cargando turistas durante largar jornadas de trabajo, generando daños irreversibles en su columna vertebral.
Aunque estos animales son robustos, las horas acumuladas de trabajo hacen mella en su estructura ósea cuando llegan a la ancianidad.
La WFFT publicó una imagen en la que se aprecia la curvatura en la columna de Pai Lin, producto de la silla que sostuvo por años cargando a gran cantidad de turistas.
La fundación logró rescatar al longevo animal y ahora vive tranquilamente. «Su dueño la abandonó porque consideraba que era muy lenta y siempre estaba adolorida y ya no podía trabajar bien» decía el fundador de la organización, Edwin Wiek, a CNN.
Actualmente Pai Lin vive junto a otros 24 elefantes rescatados, aunque aún conserva cicatrices en los puntos de presión que pueden deteriorar el tejido y los huesos de su columna.
Los cuidadores señalan que aunque Pai Lin no disfruta mucho convivir con sus pesados compañeros, le gusta la atención humana y su columna ya no sufre dolor.