Asociación Nacional del Rifle: el poder político de las balas en Estados Unidos

En plena cobertura del tiroteo en la escuela The Covenant School de Burton Hills Boulevard en Nashville, una mujer interrumpió una transmisión de un canal de televisión nacional en vivo, para mostrar su impotencia frente a lo que considera la inacción de un gobierno aparentemente negado a priorizar el control de armas, a pesar de que los asesinatos masivos están a la orden del día en Estados Unidos.

No es la primera vez que surge el acalorado e interminable debate. Después de la tragedia de Uvalde, el 24 de mayo de 2022, en la que un joven de 18 años asesinó a 19 niños y dos adultos, la presión subió en el sector político del país, incluido el presidente Joe Biden, e incluso en el secretario de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres. Pero los cambios no llegaron.

De hecho, tan solo unos días después de la masacre que conmocionó al país y que se ejecutó con un rifle de asalto AR-15 semiautomático, la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) celebró en ese mismo estado su convención anual, un encuentro en el que básicamente defienden a capa, espada y mucho dinero, la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, es decir el derecho a portar armas, una libertad que se ubica en el mismo nivel que la de expresión, religión y reunión.

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El poder político de las balas

La NRA surgió en 1871 como un grupo cuyo objetivo principal era “promover y fomentar el tiro con rifle sobre una base científica” como reseña la BBC de Londres. En principio tenía una función centrada  casi completamente en la caza y en el deporte de tiro, pero en la década de los años 70 se alineó con el Partido Republicano y las cosas cambiaron… mucho.

Pero no es un “pacto” que nació de la noche a la mañana. Desde finales de los años 30, la organización comenzó a tratar de incursionar en la política, con el fin de incitar a los legisladores a suavizar las normas para la adquisición de armamento.

Los frutos no tardaron en llegar, y ese mismo año se aprobó la Ley Nacional de Armas de Fuego, seguida de más flexibilizaciones en 1968, y tan solo siete años después en 1975, la NRA formó un brazo de cabildeo, el Instituto para la Acción Legislativa, que pretendía reforzar su influencia dentro del poder.

Pero la cosa no quedó allí, y en 1977 formó su propio Comité de Acción Política (PAC), con el fin de crear un frente en el que “canalizar” a todos los legisladores del país, y políticos que se alinearan con sus ideales.

Su influencia es tal que al menos nueve presidentes de los Estados Unidos, cientos de legisladores, e incluso artistas, forman parte activa de la organización, mientras que 19 millones de ciudadanos han manifestado sentirse profundamente identificados con los valores de la NRA. El músculo no solo se ha formado dentro de la política, sino en el ombligo de una sociedad fascinada con las armas.

¡Show me the money!… una organización multimillonaria

Aunque muchas personas creen fielmente en los principios del porte de arma para civiles, la presión ejercida para evitar cualquier control, no se fundamenta solamente en ideales, sino en muchísimo dinero.

Un reporte de Edgardo Pinell, publicado en la página web eldebate.com señala que en el año 2020 “la NRA gastó alrededor de 250 millones de dólares, mucho más que todos los grupos de defensa del control de armas del país juntos”.

El dinero mueve al poder, y se supo por ejemplo que para las elecciones de 2016 entre Donald Trump y Hilary Clinton, la organización destinó más de 30 millones de dólares en la campaña del expresidente, y ha entregado sumas muy importantes en otros procesos de elecciones a candidatos republicanos, como es el caso de Marco Rubio de Florida, quien recibió en aportes alrededor de tres millones para su promoción, según reseña la BBC.

Además de eso, impulsa campañas para seguir ganando adeptos, a quienes “invita” a apoyar a los candidatos que convienen a la causa, a través de una lista que elaboró la NRA de todos los miembros del poder legislativo en ejercicio o carrera, clasificándolos desde una A+ hasta F-, entre el más y menos comprometido con su proyecto.

En 2018 la NRA multiplicó por cuatro sus gastos en publicidad digital, con el fin de captar más jóvenes a la asociación, un grupo etario que se ha mostrado alejado de la idea armamentista instalada en gran parte del país.

En una encuesta de la revista Fortune en 1999, la Asociación Nacional del Rifle, se ubicó entre algunos de los principales analistas políticos y legisladores estadounidenses, como uno de los tres grupos de presión más influyentes en Washington.

Las armas no solo disparan, las armas facturan

2020 al parecer fue el año de las armas en Estados Unidos. Un informe de la revista Forbes señala que las ventas anuales se dispararon ese periódo de tiempo, con un aumento del 64% en relación con el año anterior, lo que representó 22,8 millones de dólares.

Aunque hubo una disminución gradual en 2021 (alcanzó una ganancia de 19,9 millones de dólares), los números nunca bajaron a las cifras pre pandemia, según la firma de investigación Small Arms Analytics and Forecasting.

De hecho el país es la nación con más armas per cápita del mundo, llegando a alcanzar 120,5 unidades por cada 100 habitantes, muy lejos del segundo lugar que ocupa las Islas Malvinas, en donde hay 62,5 por la misma proporción de población, según la organización suiza Small Arms Survey (SAS).

Organizaciones que promueven un control más fuerte, insisten en que el número se queda corto, ya que no incluye las armas no registradas y el comercio ilegal, que es una realidad compleja.

Para aportar más colores al retrato, el medio Expansión señala que “los estadounidenses poseen 393 millones de armas, del total de 857 millones disponibles tanto en el mercado legal como ilegal, lo que supone cerca del 46% del arsenal civil mundial”.

Es por eso que no es de extrañar que Estados Unidos sea por gran diferencia, el mayor fabricante de armas del mundo. En este país tienen sede las cinco principales fábricas, lo que lo ubica en el tope del negocio, muy por encima de China, la segunda nación en la lista, como señalan representantes del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz.

Condolencias, dolor, proyectos de ley y después… nada 

En medio de este panorama se podría entender muy bien la negativa de apretar tuercas en el acceso a armas, a pesar de que esto podría ser una solución definitiva.

La NRA sin embargo insiste en que la solución no radica en el control, y con la bandera de “libertad” enfatizan en que el porte de armas es no sólo un derecho, sino una posible solución.

Con base en este principio han elevado propuestas como armar y formar a los maestros para que estén capacitados para una respuesta inmediata en medio de un tiroteo, planteamiento que para muchos resulta absurdo, en especial dentro del gremio de docentes.

Una de las personas que se pronunció en contra de la medida fue Tom Kurowski, presidente de la federación de profesores de Newtown, Connecticut, donde ocurrió la matanza de niños más letal del país hasta el momento (28 personas fueron asesinadas, entre ellos 20 menores de edad).

“No nos hicimos profesores para llevar armas. Y creo que si nuestro gobierno tiene que armar a los maestros para proteger a nuestros estudiantes, es que hemos llegado a un punto muy bajo”, dijo Kurowski a la BBC de Londres.

Hasta el cierre de esta edición en Estados Unidos se habían producido 172 tiroteos masivos solo durante este año, que han ocasionado la muerte de más de 550 niños y adolescentes, y aunque las condolencias y promesas no tardan en aparecer, las acciones se diluyen en el poder político y económico de las balas.

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