Una serie de 100 metros planos en los Juegos Mundiales Universitarios de Chengdu, China, fueron el centro de la atención mundial por la participación de una atleta somalí no entrenada que dejó el peor registro en la historia.
La competición fue ganada por la brasileña Silva Mourao, pero el nombre que van a recordar será el de Nasro Abukar, una atleta no apta para la competición, que registró un tiempo de 21s81, el doble del tiempo que alcanzaron las otras competidoras.
Posteriormente se dio a conocer que la atleta somalí era la sobrina de la presidenta de la Federación de Atletismo de Somalia, Khadijo Aden Dahir, que la incluyó gracias a unos registros falsificados en complicidad con una supuesta «Asociación Deportiva Universitaria de Somalia», una organización que no existe.
El Ministerio de Deportes de Somalia decidió destituir del cargo a la presidenta de la Federación por «abuso de poder, nepotismo y difamación del nombre de la nación en el ámbito internacional».
«No es una deportista ni es corredora» declaró el ministro de Deportes del país tras anunciar el despido.
Este resultado se ha considerado el más lento en la historia de las competiciones internacionales y ha dejado a Somalia en una posición poco favorecedora a nivel internacional, que podría acarrear sanciones para ese país.
La actuación de la Federación somalí es considerada una muestra de los elevados niveles de corrupción que se viven en el país que está inmerso en un ambiente de conflictividad desde 1991, cuando fue derrocado Mohamed Siad Barre.
