Aumenta a más de 41.000 muertos en Turquía y Siria tras el terremoto

En Turquía y Siria ya se han contabilizado más de 41.000 muertos tras los terremotos. Ahora, organizaciones como Naciones Unidas y la Organización Mundial para la Salud (OMS) piden a la comunidad internacional ayuda para asegurar el bienestar de los supervivientes, especialmente en Siria, sumida en una guerra civil desde hace más de 11 años.

Mientras, los equipos de rescate de ambos países siguen registrando rescates «imposibles», nueve días después de los dos seísmos.

El número no para de aumentar. Según los datos más recientes, más de 41.000 personas ya han fallecido en Turquía y Siria tras los terremotos de la semana pasada. Ante esta tragedia, ahora las autoridades públicas y las organizaciones están centradas en un solo objetivo: intentar ayudar a los que sobrevivieron.

La catástrofe natural ha dejado muchos centros sanitarios y hospitales dañados y, ahora, uno de los principales retos que enfrentan las autoridades de la salud es intentar que los supervivientes no contraigan ninguna enfermedad. Tarea difícil en las condiciones actuales.

«No hemos podido bañarnos desde el terremoto», dijo a la agencia Reuters, Mohammad Emin, un estudiante de diseño gráfico de 21 años, mientras cargaba unos medicamentos contra la gripe. 

Emin, como muchos otros, participa como voluntario para distribuir y proporcionar medicamentos a los sobrevivientes de la catástrofe, que se alojan en un estadio de Kahramanmaras convertido temporalmente en campamento. Los seis baños que hay allí no son suficientes para que todo el mundo se pueda lavar. 

«La escasez de agua en las zonas afectadas por el terremoto aumenta el riesgo de enfermedades y de brotes de enfermedades transmisibles», advirtió Batyr Berdyklychev, representante de la Organización Mundial de la Salud en Turquía.

Y en Siria la situación no es mejor. La guerra civil en la que está sumido el país desde hace más de 11 años, ha dificultado las labores de ayuda humanitaria, especialmente al noroeste, duramente golpeado por el terremoto. 

Ante esta situación, la OMS pidió al Gobierno de Siria que abra más corredores para mandar ayuda humanitaria.

«Nunca en mi vida había visto un nivel de destrucción como el que vi desde Alepo a Damasco. Esqueletos de casas. Casi no hay gente a la vista. Más de una década de guerra ha tenido un precio inimaginable. Los sirios necesitan nuestro apoyo ahora y en los próximos años para reconstruir sus vidas», apuntó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, en un trino que acompañó con un vídeo del trayecto.

Allí, la tragedia de los desplazados por la guerra se suma a la de los desplazados por el terremoto. Aquellos que se han quedado sin casa ven unas perspectivas de futuro poco esperanzadoras.

«Cualquiera que trabaje como jornalero y alquile una casa lo tiene mal. Necesitas 10 dólares al día para gastos y apenas se consigue eso trabajando… ¿cómo se supone que vas a reconstruir?». dijo Mohammad, un ciudadano originario de Alepo.

Ante esta situación, Naciones Unidas llamó a donar a las víctimas del terremoto. Para las personas afectadas en Siria, la ONU ha pedido 397 millones de dólares a la comunidad internacional para los cinco millones de personas que necesitan asistencia en el país árabe.

«La ayuda debe llegar desde todos los lados, a todos los lados, a través de todas las rutas», dijo António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, desde Nueva York.

Historias imposibles de supervivientes

En Turquía y Siria los rescates son cada vez más escasos. Y es que la cantidad de horas desde los seísmos hace prácticamente imposible sacar con vida a personas de los escombros. Pero hay casos que desafían la lógica.

Cuando rescataron a Huseyin Berber de entre los escombros tenía la voz ronca. Se había pasado más de una semana pidiendo auxilio. Berber, un diabético de 82 años, pasó 187 horas bajo los muros de su casa. Solo tenía una botella de agua y, cuando se le terminó, bebió su orina.

«El techo se derrumbó, pero no me tocó. Inmediatamente me agaché y me senté. La pared cayó sobre el frigorífico y el armario. Me quedé atrapado allí. Había una alfombra. La agarré y la puse sobre mí… Vi que había un sillón, me subí a él, agarré la alfombra y me senté allí (…) Grité, grité y grité. Nadie me oía. Grité tanto que me dolía la garganta», contó Berber sobre su supervivencia, que también permitió el medicamento para la diabetes que encontró junto a la botella de agua.

Es uno de los casos que parecen imposibles pero que son reales. Al respecto, los expertos señalan que la gente puede aguantar en espacios cerrados varios días, incluso sin agua. Pero las variables como las heridas sufridas en el derrumbe de un edificio o el calor o el frío que hace fuera, hacen que cualquier cosa que pase después de cinco días es un «milagro».

El rescate «milagroso» más reciente fue el de dos mujeres en Kahramanmaras. A sus 74 y 77 años, ambas sobrevivieron más de 200 horas entre los escombros.

En medio de las labores de rescate, el Gobierno ha adoptado un tono más tranquilizador y ha pedido a la gente que vuelva a sus casas, siempre y cuando se haya comprobado que son seguras. Quieren allanar el camino de vuelta a la normalidad.

A la par, el Ejecutivo ha anunciado que demolerá inmediatamente más de 50.000 edificios afectados por los terremotos.

«Demoleremos rápidamente lo que haya que demoler y construiremos casas seguras», apuntó Murat Kurum, ministro de Medio Ambiente y Urbanismo de Turquía, a través de redes sociales.

Y es que, además de asegurarse del bienestar de los supervivientes, las autoridades turcas deben asegurarse ahora que el país no vive una situación similar en los próximos años cuando se vuelva a registrar un seísmo. 

France24

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