El Banco Central de España actualizó sus previsiones económicas, por ejemplo de inflación en España, para 2024 y hasta ahora pintan un panorama más sombrío que en sus informes iniciales de junio.
Esta publicación anticipa un crecimiento económico más lento y un aumento de la inflación en el próximo año.
El banco ha recortado la tasa de crecimiento prevista del 2,2% al 1,8% y ha aumentado la inflación media prevista del 3,6% al 4,3%.
El informe trimestral del banco atribuye esta sombría previsión a diversos factores, como la recesión económica mundial, los disturbios geopolíticos, la subida de los precios del petróleo y el cese previsto de las medidas de control de la inflación para finales de 2023.
Estas medidas comprenden una disminución del impuesto sobre el valor añadido (IVA) de los alimentos y los productos energéticos, junto con subvenciones al transporte público
El banco también señala el impacto de los elevados tipos de interés, que probablemente se prolongarán más de lo previsto inicialmente en junio, lo que dificultará el crecimiento en 2024.
Al evaluar la contribución del turismo al crecimiento del PIB español, el banco admite que, tras un aumento sustancial en 2022 y 2023, se prevé una ralentización de las tasas de crecimiento.
Según las hipótesis revisadas, el Banco Central prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) español crezca a tasas del 2,3%, el 1,8% y el 2,0% en 2023, 2024 y 2025, respectivamente.
Comparativamente, la tasa de crecimiento para 2023 se mantiene sin cambios, mientras que las tasas para 2024 y 2025 se han ajustado a la baja en 0,4 y 0,1 puntos porcentuales, respectivamente.
La escalada de los precios del petróleo y la posible finalización de las medidas de control de la inflación a finales de 2023 dificultan las previsiones respecto a la inflación en España en el año 2024.
El banco detectó signos de vulnerabilidad en la economía española durante el verano, pronosticando que tras un crecimiento del 0,4% en el segundo trimestre, sólo avanzará un 0,3% en el tercero.
Costes de energía
Según el informe trimestral, el descenso general de las previsiones de crecimiento se debe en gran medida a la revisión de los supuestos en que se basan las proyecciones, que implican un aumento de los costes de la energía, un deterioro del contexto exterior y un aumento de las tensiones financieras.
Por ejemplo, la previsión revisada supone un precio del barril de petróleo de aproximadamente 83,5 euros en 2024 y 2025, unos 11 euros más caro que la hipótesis adoptada en junio.
No obstante, se espera que la economía española supere las medias de la zona euro previstas por el Banco Central Europeo (0,7%, 1% y 1,5% para 2023, 2024 y 2025, respectivamente).
En términos de inflación, en comparación con las predicciones de junio, la tasa media de inflación general (medida a partir del Índice de Precios de Consumo Armonizado, IPCA) se ha revisado al alza en 0,4 puntos para 2023 (hasta el 3,6%) y en 0,7 puntos para 2024 (hasta el 4,3%). Para 2025, la previsión del IPCA se mantiene en una media anual del 1,8%.
Inflación y puestos de trabajo
En cuanto al empleo, el banco observa una ralentización de la creación de puestos de trabajo en el tercer trimestre, tras un fuerte comienzo de año. El empleo, medido en horas trabajadas, sólo crecerá un 1,3% este año y un 1,5% el próximo, frente al 1,7% y el 1,8% estimados en junio.
A pesar de las subidas salariales, el Banco Central español no prevé un riesgo significativo de efectos secundarios sobre los precios. El aumento salarial pactado para 2023 se fija en el 3,4%, frente al 2,9% del año pasado. Sin embargo, los nuevos convenios firmados en 2023, que ya afectan a casi 2,5 millones de trabajadores, incluyen una subida del 4,3%.
En el sector privado se pactaron subidas salariales del 6,3% en el primer trimestre y del 4,6% en el segundo.
Fuente: El tiempo Latino