Este lunes un anuncio internacional asomó la posibilidad de una nueva etapa de la guerra entre Rusia y Ucrania, esta vez, apoyada por Belarús.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, informó que acordó con su homólogo ruso, Vladímir Putin, el despliegue conjunto de tropas ante el deterioro de la situación con las fronteras occidentales.
“Debido al agravamiento de las fronteras occidentales del Estado de la Unión, hemos acordado desplegar una agrupación regional de la Federación de Rusia y la República de Bielorrusia”, dijo.
De inmediato la noticia fue interpretada a nivel mundial como una nueva escalada de la guerra en Ucrania, posiblemente con más potencia, debido a la fuerza conjunta de ambos países.
“Llevamos décadas preparándonos para esto. Si es necesario, responderemos”, dijo Lukashenko, añadiendo que había hablado con el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre la situación durante una reunión en San Petersburgo, con lo que dejó claro que no es una decisión tomada de última hora, sino una posibilidad que ya habían estudiado.
Agregó, que había acordado con Putin el despliegue de un grupo militar regional y habían empezado a reunir fuerzas hace dos días, aparentemente después del ataque al puente de carretera y ferrocarril de Rusia a Crimea el sábado pasado.
Finalmente, informó que en las últimas horas, su nación fue advertida sobre la posibilidad de un ataque terrorista en su territorio ejecutado desde Ucrania, similar al de Crimea.
“Háganle saber al presidente de Ucrania y a otros dementes que el puente de Crimea les parecerá poca cosa si tocan un solo metro de nuestro territorio con sus sucias manos”, advirtió.
Aseveró que Rusia ofrecerá más de 1.000 efectivos, por lo que llamó a estar preparados en un futuro próximo, para integrar a estas personas, “y colocarlas donde deben estar según el plan”, dijo.
