La antigua capital de la Hawái, Lahaina, devastada, como una zona de guerra, y decenas de fallecidos, tras los incendios que castigan la isla de Maui.
La fuerte sequía y el huracán Hans han generado que las llamas se extendieran a una velocidad más rápida que lo habitual.
Por el momento, se lamentan 53 muertos, pero las autoridades ya han advertido que pueden ser muchos más.
El presidente estadounidense, Joe Biden, declaró el estado de emergencia y la situación de desastre natural, lo que permitirá liberar importantes ayudas federales para financiar las labores de socorro, alojamiento de emergencia y reconstrucción.
Biden se dirigió a los habitantes de Hawái para mostrarles su apoyo: «Estamos trabajando lo más rápidamente posible para combatir estos incendios y evacuar a residentes y turistas. Mientras tanto, nuestras oraciones están con la gente de Hawái, pero no sólo nuestras oraciones, todos los recursos que tenemos estarán a su disposición. Y hemos visto, han visto sus hogares y negocios destruidos, y algunos han perdido a sus seres queridos; y esto aún no ha terminado».
El gobernador del estado, el demócrata Josh Green, ya ha advertido que «harán falta miles de millones de dólares» para reconstruir todo lo que las llamas han devastado».
Green añadió que pueden pasar meses antes de que se devuelva la corriente a algunas de las zonas más devastadas por el fuego.
Miles de personas, que han perdido sus hogares, han tenido que ser evacuadas y se ha pedido a los turistas que abandonen la isla. Las compañías aéreas están ofreciendo billetes a precios reducidos para facilitar la salida, mientras se concretan nuevos vuelos desde esta turística isla.
La fuerte sequía que ha afectado al archipiélago en los últimos meses, así como los fuertes vientos procedentes del huracán Dora, han provocado que las llamas se extendieran a una velocidad más rápida de lo habitual y se complicarán las labores de extinción.
Según las autoridades, el fuego de Lahaina se encuentra controlado en 80%, mientras que otro en Pulehu está controlado en 70%. Se trata probablemente del «mayor desastre natural» en la historia de Hawái.