Brasil registró este martes 396 nuevos fallecidos como consecuencia del virus del SARS-CoV-2 o Covid-19, la cifra más alta desde el pasado 17 de marzo, cuando se registraron 485 fallecidos.
El país vive actualmente un repunte de personas contagiadas, una de las naciones más golpeadas del mundo al acumular 672.429 decesos y 32.610.514 infectados desde el inicio de la pandemia.
De acuerdo con el último reporte del Ministerio de Salud de Brasil, este martes también se reportaron 74.591 nuevos casos positivos.
Los datos estadísticos mantienen a Brasil como el segundo país con mayor número de fallecidos por Covid-19, detrás de Estados Unidos que ha reportado 1 millón de fallecidos en un día, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El reporte de las autoridades sanitarias de Brasil confirma que 78% de los 213 millones de brasileños tiene el esquema de vacunación completa, mientras que 47% tiene la primera dosis de refuerzo.
Mientras tanto, el ministro de Justicia de Brasil, Anderson Torres, informó que dio positivo al coronavirus, pocas horas después de haber participado en una reunión de gabinete convocada por el presidente Jair Bolsonaro, quien en meses pasados dio positivo al virus en dos oportunidades.
La curva de contagios y muertes empezó a subir en los últimos días de mayo y se mantuvo al alza en el mes de junio, lo que coincidió con la entrada del invierno austral en la mitad sur de Brasil, lo que ha generado un aumento en la cantidad de enfermedades respiratorias en la población.
Por otro lado, los expertos epidemiológicos del país suramericano sospechan que el número real de positivos podría ser mayor, ante el uso generalizado de los test caseros que son vendidos en las farmacias.
El ministro de Salud de Brasil, Marcelo Queiroga, anunció el 17 de abril de este año el fin de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del Coronavirus en la nación suramericana.
La gestión de la pandemia en Brasil ha estado marcada por el negacionismo del presidente Bolsonaro, quien además de censurar las medidas de aislamiento, minimizó la gravedad del virus y hasta puso en duda la eficacia de las vacunas y las mascarillas.
Redacción LMN
