El acceso de niños, niñas y adolescentes a la pornografía se produce cada vez a edades más precoces y esas actuaciones son consideradas «reales» por ellos: luego, obviamente, repiten estos patrones cuando inician las relaciones sexuales.
«Creen que lo que ven es la realidad», explicó la Asociación Española de Pediatría en una nota reseñada por el diario ABC.
La pediatra y miembro del grupo de trabajo de Salud Digital de la Asociación Española de Pediatría, María Angustia Salmerón Ruiz, explicó que el acceso a la pornografía -según los estudios- está entre los 8 y los 10 años. «No acceden solo a través de smartphones, sino también a través de publicidad en las videoconsolas.
La proximidad con equipos tecnológicos hace que sea mucho más fácil el acceso a estos contenidos para adultos.
Uno de los problemas fundamentales es que los adolescentes y preadolescentes acceden a la pornografía creyendo que es la realidad, destacó Salmerón. Señaló que los adolescentes «normalizan ese contenido» y no tienen en cuenta que «detrás de una relación sexual hay afectividad, cariño, necesidad de consentimiento y respeto al otro».
El consumo de pornografía en menores de edad afecta a la salud en toda su esfera. Puede impactar al sueño, la salud psicosocial a través del ciberacoso y la salud mental a través de conductas adictivas.