El gobierno de Canadá estudia legalizar la muerte asistida para las personas con trastornos mentales, que incluye a los adictos a las drogas, «para acabar con el sufrimiento físico y psicológico de algunas personas».
Esta propuesta no ha sido del agrado de diversas organizaciones y activistas que comparan la medida con la eutanasia.
En 2016 en Canadá entró en vigor la ley de asistencia médica para morir (MAID), que establecía que las personas podrían ser candidatas si tenían una «condición médica grave irremediable» como una enfermedad o discapacidad que hubiera causado un deterioro irreversible.
Sin embargo, esta normativa excluía a las enfermedades mentales. Es por ello que ahora el gobierno manifestó su intención de extender la norma para incluir a las personas cuya única condición médica sea una enfermedad mental, que puede incluir trastornos por el uso de sustancias.
Antes de ser aprobada la medida, esta tiene que pasar por un comité parlamentario especial sobre MAID, que se reunirá para estudiar su implementación.
Por ahora, las discusiones se centran en la elección de los evaluadores que tengan experiencias en el tratamiento de trastornos por uso de sustancias, en caso que esta fuera la motivación para solicitar la MAID, y revisar qué tipo de tratamiento estaba recibiendo la persona y por cuánto tiempo.
El evaluador deberá determinar si en la persona existen tendencias suicidas o es realmente un deseo razonable de morir.
Actualmente se está debatiendo en la Sociedad Canadiense de Medicina de las Adicciones, si se incluye a las personas adictas a las drogas se deben incluir en el programa de muerte asistida.
«No creo que sea justo, y el gobierno no cree que sea justo, excluir a las personas de la elegibilidad porque su trastorno médico o su sufrimiento está relacionado con una enfermedad mental», explicó el Dr. David Martell, médico líder de Medicina de Adicciones de Nova Scotia Health.
No obstante, varias organizaciones de adictos y activistas, no simpatizan con la iniciativa ya que creen que con otras medidas de salud pública, como facilitar el acceso a los sitios de prevención de sobredosis o a fármacos opioides como la morfina o la metadona, pudiera mitigar el problema desde otra arista.
«Simplemente creo que MAID en el área de la salud mental y el uso de sustancias tiene sus raíces en la eugenesia. Y hay personas que realmente están luchando y que no reciben el tipo de apoyo y ayuda que necesitan», añadió Zoë Dodd, defensora de la reducción de daños.