Investigaciones de las autoridades ecuatorianas revelan que los recientes atentados con carros bomba y asesinatos de policías fueron organizadas y ejecutadas por bandas locales aliadas al Cártel Jalisco Nueva Generación y al Cártel de Sinaloa, ambas de México.
Las bandas ecuatorianas “Los Lobos”, “Tiguerones” y “Chone Killers”, emitieron un “comunicado” en el que anunciaron su filiación con los cárteles mexicanos. “No es una simple bandita, somos un cártel y ustedes nos tienen que reconocer junto a las siglas CJNG”, decía el texto publicado por la prensa ecuatoriana.
La penetración en el país de las dos destacadas bandas narco mexicanas responde al afán de los criminales de convertir a Ecuador en uno de los principales corredores de cocaína proveniente de Colombia y con destino a Estados Unidos y Europa.
Hay que recordar que hace pocos días hubo 18 atentados, en las provincias de Guayas y de Esmeraldas, ambas en el norte, y se produjo el asesinato de al menos cinco policías.
Ante la violencia, el gobierno del presidente Guillermo Lasso desplegó más de 19 mil operativos y logró la captura de más de mil presuntos miembros de bandas criminales.
Según las investigaciones, desde el año 2000 el Cártel de Sinaloa empezó su operación en Ecuador. De hecho, uno de los intermediarios fue César Fernández, gobernador de la provincia de Manabí, detenido en 2003 con 430 kilos de cocaína en un avión hacia México.
La “internacionalización” del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se dio tras su despliegue en al menos 20% de los municipios de México.
"Han logrado esta expansión a través de una especie de sistema de franquicias; es decir, un grupo criminal pide o paga una especie de cuota para ocupar la marca del Cártel Jalisco Nueva Generación y ese nombre le sirva para efectuar actos intimidatorios", dice Óscar Balmen, periodista especializado en crimen organizado.
