Los pesebres en Cataluña además de los personajes habituales: María, José, el niño Jesús, la mula, el buey y los pastores, tienen una pequeña figura, con los pantalones abajo, “haciendo el paso dos” justo en el medio de la escena sagrada.
La figura del caganer (defecador) representa a un campesino vestido con pantalón negro, camisa blanca y la clásica gorra roja catalana, la barretina.
La Asociación Amigos del Caganer fue fundada en 1990 y tiene alrededor de 70 miembros quienes se reúnen dos veces al año.
"Es como la parte divertida de algo que se supone que es muy serio: la Navidad", bromea el coleccionista de caganer Marc-Ignasi Corral, de 53 años, de Barcelona.
Los caganers tradicionales están hechos de arcilla, cocidos en un horno y luego pintados a mano. Sin embargo, actualmente hay de todo tipo de materiales y personajes. Desde Maradona hasta Trump. Este año son populares los de los presidentes de Ucrania y Rusia, Zelensky y Putin.
"Tengo unos hechos de jabón y otros de chocolate " dijo Corral, cuyas estanterías están salpicadas con su colección de más de 200 caganers.
Lejos de ver el caganer como tosco o incluso gráfico, los catalanes tienen una visión relajada de ellos como una mera representación de un acto natural.
"Me encanta la transgresión de las normas, la tradición que representan y la obra de arte en sí misma", explicó Corral.
Aunque las raíces del caganer son vagas, generalmente se acepta que datan de finales del siglo XVII o principios del XVIII, cuando la tradición barroca predominante, tanto en Cataluña como fuera de ella, se centró en el realismo en el arte, la escultura y la literatura.
En su libro "El Caganer", los autores Jordi Arruga y Josep Mañà aseguran que “fue una época caracterizada por un realismo extremo… todo ello basado en gran medida en las descripciones de la vida y las costumbres locales. Aquí, las condiciones de trabajo y la vida hogareña se utilizaron como temas artísticos".
También en su libro Barcelona, que repasa la historia, el arte y la cultura catalana, el crítico de arte Robert Hughes escribe que la figura del caganer "hace una entrada inequívoca en el arte del siglo XX", en la obra de Joan Miró.
Mire de cerca la pintura de Miró "La granja" (1921-22), y verá lo que parece un niño pequeño en cuclillas cerca de su madre mientras ella lava la ropa.
Este niño, escribe Hughes, "no es otro que el caganer de las Navidades infantiles de Miró. También puede ser el propio Miró, el futuro pintor de ´Hombre y mujer frente a un montón de excrementos (1935)´".
Si bien los caganers no han alcanzado la ubicuidad mundial del árbol de Navidad, cada vez son más conocidos fuera de Cataluña. Las figuras han sido durante mucho tiempo una tradición en áreas de Portugal y Nápoles, Italia, y también están ganando seguidores en otros lugares.