Cefaleas en racimo: el «dolor de cabeza suicida» que afecta a una de cada 1.000 personas

Desde hace casi dos décadas, Daren Frankish ha enfrentado dolores de cabeza tan intensos que lo llevan al extremo de gritar y golpearse la cabeza contra las paredes. Este residente de Edimburgo, Escocia, de 53 años, describe la sensación a la BBC como si le estuvieran propinando fuertes golpes con un bate de béisbol, mientras simultáneamente le clavan un cuchillo en el ojo.

Oficialmente conocidos como cefaleas en racimos, se considera que estas son una de las condiciones más dolorosas que pueden afectar a un ser humano. Daren comparte su experiencia durante la pandemia, caminando hasta el hospital en medio de cuarentenas, enfrentando una tortura psicológica con el miedo constante de un próximo ataque, describe el medio británico

Ataques relentless: cuando el dolor persiste por hasta 12 horas

Los ataques, que generalmente duran entre 15 minutos y tres horas, pueden ocurrir en grupos de siete u ocho en un solo día. Sin embargo, Daren ha experimentado episodios que se prolongan hasta 12 agonizantes horas.

Inicia con punzadas en el lado izquierdo de la cabeza, sobre el ojo, acompañadas de enrojecimiento y lagrimeo. La intensidad del dolor es insoportable, explica en un artículo publicado en la BBC.

Daren describe sus momentos más oscuros, cuando camina con un paño sobre el ojo izquierdo debido al excesivo lagrimeo. Lleva consigo una tarjeta con un mensaje escrito, ya que durante los ataques, la comunicación es imposible.

Sus temores se intensificaron cuando los ataques se volvieron más frecuentes y prolongados, llevándolo a pasar noches enteras en urgencias hospitalarias.

Desmitificando las cefaleas en racimos: más que un simple dolor de cabeza

Aunque oficialmente son llamadas cefaleas en racimos, este término resulta inapropiado para describir una condición que va más allá de un simple dolor de cabeza. Katie Martin, gerente de investigación de Brain Research UK, destaca que el dolor extremo hace que las personas griten y se golpeen la cabeza en un intento desesperado por aliviar la agonía. Estas cefaleas son poco comunes, afectando aproximadamente a una de cada 1.000 personas.

Travesía sin tregua: tratamientos y desafíos

Daren tuvo su primer encuentro con las cefaleas en racimos a los 37 años, durante unas vacaciones en Praga, cuenta a la cadena de medios con sede en Londres. Desde entonces, ha probado diversos tratamientos, desde esteroides y litio hasta pastillas para el corazón y la epilepsia. Sin embargo, ningún enfoque ha resultado completamente efectivo. A pesar de tener una inyección de alivio inmediato, los dolores persisten.

El escocés, como todos los que sufren del mal, enfrenta el dilema de un bloqueo nervioso en la cabeza como próximo paso, un procedimiento riesgoso pero que podría ofrecer alivio a corto plazo.

Está dispuesto a correr esos riesgos, ya que estas cefaleas han afectado profundamente su vida, contribuyendo incluso a la ruptura de su matrimonio y dejando cicatrices en la infancia de sus hijos.

Hasta el momento, más que la opción riesgosa de bloqueo nervioso, la cefalea en racimo no tiene cura hasta el momento, y las personas que la padecen enfrentan desafíos no solo físicos sino emocionales.

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