El Partido Comunista Chino, que lidera el país, subrayó los riesgos asociados con los avances en inteligencia artificial y solicitó medidas más sólidas en materia de seguridad nacional.
En un comunicado emitido después de una reunión liderada por el líder del partido y presidente del país, Xi Jinping, se puso de relieve la tensión existente entre la determinación del gobierno de liderar en tecnología de vanguardia y las preocupaciones sobre los posibles daños políticos y sociales derivados de dicha tecnología.
Esta declaración se produjo después de una advertencia por parte de científicos y líderes del sector tecnológico, incluyendo altos directivos de empresas como Microsoft y Google, sobre los peligros que la inteligencia artificial plantea para la humanidad.
En la reunión celebrada en Beijing, se abordó la necesidad de realizar «esfuerzos dedicados para salvaguardar la seguridad política y mejorar la gobernanza de la seguridad de los datos de Internet y la inteligencia artificial», según informó la agencia oficial de noticias Xinhua.
El comunicado enfatizó que «la complejidad y gravedad de los problemas de seguridad nacional a los que se enfrenta nuestro país han aumentado drásticamente. El frente de seguridad nacional debe ganar confianza estratégica, tener suficiente confianza para asegurar la victoria y ser muy consciente de sus propias fortalezas y ventajas», añadió la agencia.
Además, se destacó la necesidad de prepararse para las peores situaciones y resistir adversidades, incluso en tiempos de tormenta.
Xi Jinping, quien ostenta los cargos de jefe de Estado, máximo comandante del ejército y presidente de la Comisión de Seguridad Nacional, hizo un llamado a «mantener una vigilancia extrema frente a las circunstancias complicadas y desafiantes que enfrenta la seguridad nacional».
Según Xinhua, China necesita un nuevo patrón de desarrollo con una nueva arquitectura de seguridad.
El país asiático ya dedica enormes recursos para suprimir cualquier amenaza política percibida al dominio del partido, y el gasto en policía y personal de seguridad supera al presupuesto militar.
Aunque el gobierno censura constantemente las protestas en las calles y las críticas en Internet, los ciudadanos han seguido expresando su descontento con las medidas gubernamentales, como los estrictos confinamientos impuestos para combatir la propagación del COVID-19.
China ha reforzado el control sobre su sector tecnológico en un intento de afirmar el control del partido, pero al igual que otros países, ha tenido dificultades para regular la inteligencia artificial, una tecnología en constante avance.
Las preocupaciones sobre que los sistemas de inteligencia artificial superen la capacidad humana y se salgan de control se han intensificado con el surgimiento de una nueva generación de chatbots de IA, como ChatGPT.
En la declaración del martes, firmada por cientos de personas destacadas, incluyendo el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, creador de ChatGPT, y Geoffrey Hinton, un reconocido pionero en inteligencia artificial, se hizo hincapié en que mitigar el riesgo de extinción provocado por la IA debe ser una prioridad global al mismo nivel que otros riesgos para la sociedad, como las pandemias y la guerra nuclear.
Más de 1,000 investigadores y tecnólogos, incluido Elon Musk, quien se encuentra de visita en China, habían firmado este año una carta más extensa que pedía una moratoria de seis meses en el desarrollo de la IA. En la carta se afirmaba que la IA plantea «profundos riesgos para la sociedad y la humanidad», y algunas personas involucradas en el tema han propuesto un tratado de las Naciones Unidas para regular esta tecnología.
Aunque China advirtió en 2018 sobre la necesidad de regular estos sistemas, ha financiado una amplia expansión del campo de la IA como parte de sus esfuerzos por convertirse en líder tecnológico.
La falta de protecciones de privacidad y el estricto control del partido sobre el sistema legal también han llevado a un uso generalizado de tecnologías de reconocimiento facial, de voz e incluso de forma de caminar para identificar y detener a personas consideradas peligrosas, en particular disidentes políticos y minorías religiosas, como los musulmanes.
Los uigures y otros grupos étnicos de mayoría islámica han sido objeto de una vigilancia electrónica masiva, y más de un millón de personas han sido detenidas en campos de reeducación política que China describe como centros de desradicalización y formación profesional.
Los posibles riesgos de la IA se derivan de su capacidad para controlar armas autónomas robóticas, herramientas financieras y computadoras que gestionan redes eléctricas, sistemas de transporte y otra infraestructura clave.
El entusiasmo de China por las nuevas tecnologías y su disposición a trabajar en investigaciones importadas o robadas, así como a obstaculizar investigaciones sobre sucesos importantes, como el brote de covid-19, aumentan las preocupaciones sobre su uso de la IA.
Esta semana, los académicos de tecnología y seguridad nacional Bill Drexel y Hannah Kelley señalaron en un artículo publicado en la revista Foreign Affairs que «la actitud despreocupada de China frente al riesgo tecnológico, la ambiciosa falta de precaución del gobierno y la mala gestión de Beijing en situaciones de crisis están llevando al país hacia un inevitable choque con los crecientes peligros de la IA».
Con información de AP
