El uso de las aguas de la alamacenadora nuclear de Fukushima, sigue siendo un debate entre China y Japón. Este martes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, criticó el reciente visto bueno del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) al plan de Japón de descargar al mar el agua tratada y almacenada de la accidentada central nuclear de Fukushima.
Wang pidió a las autoridades japonesas que guarden «el agua contaminada nuclearmente de Fukushima» para aquellas personas que confían en que «es segura para beber o nadar» en ella.
Durante una rueda de prensa cuestionó la revisión de seguridad del OIEA sobre estas agua y aseguró que ha sido «realmente controvertida».
El motivo de la desconfianza de China recientemente es porque los especialistas que participaron en la elaboración del informe han expresado puntos de vista diferentes, sin embargo, desde antes ya rechazaban el uso del agua.
«Esto muestra una vez más que el OIEA publicó con demasiada precipitación la revisión sobre este complejo tema, y la conclusión tiene sus limitaciones y se enfoca de manera limitada sin abordar las preocupaciones del mundo sobre el plan de descarga», indicó el vocero.
Además, afirmó que Tokio no debe interpretar dicho informe como una luz verde para verter al océano Pacífico el agua tratada de la central nuclear.
Agua contaminada
La posición de Chiina es firme, considera que el uso del agua iría en contra de la ciencia y sería perjudicial para la población ya que se desconoce si esta cumplirá con los estandares de seguridad.
«El OIEA no evaluó la eficacia y la confiabilidad a largo plazo de las instalaciones de tratamiento de Japón y, por lo tanto, no puede garantizar que toda el agua contaminada con energía nuclear cumpla con los estándares después del tratamiento en los próximos 30 años», señaló Wang.
De igual manera aseguró que no se puede determinar de manera sencilla «el impacto de una descarga prolongada en el medio ambiente marino y la seguridad alimentaria».
Es de recordar que el plan del Gobierno de Japón de liberar en el océano a lo largo de los próximos 40 años más de un millón de metros cúbicos de agua tratada ha recibido un fuerte rechazo tanto dentro del país como en el extranjero.
Pese a las protestas, Tokio continuará adelante con él, ya que existen pocas alternativas para el almacenamiento del agua contaminada. Se prevé que los tanques de almacenaje construidos en los últimos años en Fukushima se vean llenos para 2024.
Esta semana protestaron en Japón contra el vertido al Océano Pacífico de más de un millón de toneladas de agua contaminada depurada de la central nuclear de Fukushima. También los países vecinos protestan la medida que cuenta con el aval de la ONU.