Neurocientíficos de la Universidad de Austin, Texas, advirtieron que la actual tecnología tiene el potencial para desarrollar pronto sistemas de vigilancia mental.
«Los académicos, desarrolladores de interfaces cerebro-computadora (BCI), dicen que la tecnología se está volviendo tan buena que están empezando a preocuparse por el potencial de la vigilancia mental», publicó el portal futurism.com.
Según los estudiosos, realmente vamos a tener que consagrar legalmente el derecho a guardar nuestros pensamientos para nosotros mismos.
Hay que destacar que este grupo de investigadores creó con éxito, un BCI que puede traducir rudimentariamente ondas cerebrales en texto.
«Santo cielo», recordó exclamar el neurocientífico de UT Alexander Huth, que había estado trabajando en BCI durante casi una década cuando logró un gran avance en 2020: «Podemos mirar dentro de mi cerebro».
Cabe destacar que aunque las BCI han existido en diversas formas experimentales durante medio siglo, en los últimos años ha habido informes de otros investigadores que han creado dispositivos incipientes que pueden leer literalmente los pensamientos del usuario.
Como resultado, los expertos dicen que debemos hacer algo con respecto a los «neuro derechos» antes de que sea demasiado tarde.
Y aunque parezca tema de ciencia ficción, la estimulación cerebral profunda mediante electrodos implantados en el cerebro es un avance en el campo de la biotecnología que ya se ha usado con éxito para, por ejemplo, mejorar los síntomas de las personas que sufren de Parkinson o epilepsia.
El proyecto Neuralink de Elon Musk, por ejemplo, va un paso más allá: su objetivo es desarrollar una interfaz bidireccional capaz no solo de estimular partes del cerebro, sino también de recibir e interpretar las señales que provienen de él.
Una vez establecida esta conexión, y mediante el uso de inteligencia artificial, sería posible identificar emociones, controlar dispositivos o inducir estados.
Entonces, diversos científicos consideran que una versión futura muy sofisticada de este sistema, u otro similar, podría leer los pensamientos de una persona, acceder a su memoria e, incluso, controlar ambos, lo que ven como un peligro potencial para la humanidad.