Científicos podrían traer a la vida al extinto mamut lanudo en 2028

Investigadores del Colossal Biosciences lograron transformar células de elefante asiático en células madre pluripotentes inducidas (iPSC) con el objetivo de resucitar el mamut lanudo para el 2028.

Este hito científico publicado en el servidor de preimpresiones bioRxiv, revolucionará el concepto de desextinción que estaba asentado en la comunidad científica.

El mamut lanudo es una especie de proboscídeo extinto de la familia de los elefántidos que probablemente se extinguió debido al cambio climático y la desaparición de su hábitat a finales del Pleistoceno, hace 11.700 años.

Las iPSC son células que fueron reprogramadas para obtener la capacidad de diferenciarse en cualquier tipo de tejido del organismo, lo que genera una amplia gama de posibilidades para estudiar las diferencias genéticas entre los mamuts lanudos y los elefantes asiáticos, que son sus parientes vivos más cercanos.

«Estas células representan una ventaja significativa en el camino hacia la desextinción» afirmó Eriona Hysolli, coautora del estudio y directora de ciencias de la vida de Colossal.

Por su parte, el coautor del estudio y cofundador de Colossal, George Chruch, resaltó la importancia de este logro, ya que podría allanar el camino para la creación de un mamífero como el mamut lanudo, capaz de sobrevivir en condiciones de frío y desempeñar papeles ecológicos similares en el Ártico.

El largo proceso para lograr este hito incluye la identificación de genes relacionados con rasgos característicos del mamut, como la tolerancia al frío y el pelaje desgreñado, para modificar genéticamente células de elefantes asiáticos, que son similares a los mamut en un 99,6%.

Posteriormente fusionarían las células madre modificadas con un óvulo de elefante asiático e implantarlo en una «madre en alquiler», lo que podría resultar en el nacimiento de un elefante con similitudes al mamut.

Este avance podría tener consecuencias para la conservación de especies amenazadas como el elefante asiático, al permitir la fertilización artificial de células reproductoras.

Sin embargo, surgen varias interrogantes como la capacidad de adaptación que tendrían estos animales, ya que no tienen ancianos que los críen y les enseñen a ser mamuts.

«No sabemos casi nada sobre la genética del comportamiento complejo. Entonces, ¿acabamos con un elefante asiático peludo que no sabe cómo sobrevivir en el Ártico?», dijo Vincent Lynch, biólogo del desarrollo y profesor asociado de la Universidad de Buffalo.

El primer espécimen completo de este animal se descubrió en 1806, cerca de la desembocadura del río Lena, Siberia (Rusia).

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