El concepto de crear urbes de proximidad conocido como Ciudad de los 15 minutos o cronourbanismo, ha pasado en los últimos meses de ser un planteamiento arquitectónico a foco de discusión en los grupos conspiracionales post pandemia, que lo comparan con el gueto de Varsovia (a pesar de no ser algo nuevo, ni impedir los desplazamientos).
La idea original de Las Ciudades de 15 Minutos es promover la organización de centros urbanos en pequeños núcleos, en los que todos sus habitantes tengan los servicios necesarios a pocos minutos de su casa a pie, en bicicleta o en transporte público.
Por ahora, los cronourbanismos más conocidos están ubicados en París, Barcelona, Bogotá, Shanghái o Melbourne.
Cada vez más ciudades de diferentes continentes se suman a la iniciativa de crear espacios donde los autos dejen lugar a los peatones, y los ciudadanos tengan todo lo que necesitan a pocos minutos de sus hogares. El cronourbanismo avanza en favor de la sostenibilidad, insisten sus impulsores.
De este modo, la ciudad de los 15 minutos se contrapone a los modelos de urbes descentralizadas, en las que existen zonas residenciales, de oficinas y comerciales alejadas entre sí.
“Al no ser necesarios hacer grandes desplazamientos en el día a día, se reduce el número de vehículos en las calles, la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Las personas cuentan con más tiempo libre y pueden desplazarse a pie o en bicicleta, lo que tiene efectos positivos sobre su salud”, explica el portal de la fundación BBVA que impulsa este tipo de urbanismos.
La teoría de conspiración
El ideólogo del concepto es el urbanista colombiano Carlos Moreno, y la propuesta alcanzó popularidad en 2019, cuando la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, lo incluyó en la campaña electoral que la llevó a la reelección en 2020.
En su libro “La revolución de la proximidad”, Carlos Moreno define “la ciudad policéntrica y multifuncional” como la de “los quince minutos” y lamenta “el espacio cedido al coche como vector fundamental de la ordenación urbana”.
Sin embargo, en redes sociales la desinformación impulsa que en realidad las autoridades quieren “encerrarnos en nuestros barrios”. Incluso han comparado el concepto con el “gueto de Varsovia” donde los nazis recluyeron a los judíos de la capital polaca durante la Segunda Guerra Mundial.
Según las diversas versiones de la desinformación viral, en estas ciudades habría barreras físicas, electrónicas o algún tipo de vigilancia, de forma que se controlarían las salidas y entradas de los ciudadanos de cada distrito.
Las divisiones de la urbe no podrían abandonarse sin un permiso de las autoridades y habría un límite de días en los que alguien podría estar fuera de su zona de residencia.
Tal es la desinformación que el servicio de verificación de la agencia AFP le dedicó un estudio para comprobar que el concepto urbanístico no plantea nada de esto.
Entrevistado por la propia AFP, Moreno respondió a esos miedos virales: “no trata de confinar o restringir, sino de liberar tiempo para los ciudadanos. Es una propuesta de proximidad feliz, no una prisión”, señaló el urbanista.
Urbanistas contactados por AFP coincidieron en que la idea desarrollada por Moreno es una forma de definir un modelo urbano ya conocido, la “ciudad de proximidad”.
En tiempos de redes sociales y noticias virales urge más que nunca contrastar la información recibida y ahondar en ella: ¿Es un remitente confiable? ¿La información produce temor? ¿A qué relato hace juego la información?.
La próxima vez que se reciba una información “dudosa” es necesario averiguar primero y no reproducir cualquier cosa errada, como que las Ciudades de los 15 minutos son las cárceles del futuro.