“El ELN no aceptó el cese al fuego que se pactó en diciembre y, en esa medida, lo que hay es una confrontación militar que tiene ahora un nuevo ingrediente: las fuerzas militares en Venezuela”, anunció el presidente colombiano, Gustavo Petro.
Hasta el momento, se desconocen cuáles son los alcances de esa alianza militar y cómo se coordinarían ambos ejércitos para combatir al grupo subversivo más grande que tiene Colombia.
El mandatario neogranadino reconoció que la alianza le “quitará un espacio que antes tenía libremente el ELN” (en referencia a la frontera venezolana que el grupo irregular usa como “aliviadero” para escapar del ejército colombiano).
Hay que recordar que, según analistas y medios de comunicación, el grupo insurgente tiene alta presencia en toda la frontera binacional, y más a lo interno, en varios estados venezolanos. De hecho, los críticos de la administración de Miraflores acusan al presidente Nicolás Maduro de “resguardar y colaborar” con el grupo irregular.
Por otro lado, la decisión de incluir a Venezuela como uno de los países garantes de los diálogos de paz entre el ELN y el Gobierno Petro fue calificada por analistas y expertos como “acertada” porque “sin la ayuda del Gobierno de Maduro combatir y reunir esa guerrilla sería casi que imposible”.
Ahora, medios colombianos publicaron la noticia de la alianza militar y adelantaron que la medida “de choque” busca presionar al máximo a los guerrilleros para que acepten el cese bilateral al fuego y avancen en la mesa de negociación que actualmente se desarrolla entre el gobierno y el grupo armado.
No es un dato menor que con la llegada del nuevo presidente a la Casa de Nariño, las relaciones entre los dos países volvieron a la normalidad y ya hay signos claros: apertura de la frontera, relaciones diplomáticas fluidas y cooperación judicial.
Recientemente el presidente Petro también aseguró que “ahora sí funciona la colaboración colombo-venezolana en la lucha contra el narcotráfico” luego de anunciar la captura de un importante narcotraficante colombiano -cuyo nombre aún se desconoce- que fue retenido durante una redada de la Guardia Bolivariana.
Entre esos intercambios judiciales, otro de los puntos claves que ya ocurrió entre Maduro y Petro fue la deportación de la condenada excongresista Aída Merlano, quien se mantenía prófuga de la justicia en el vecino país hasta inicios de este año.