El levantamiento de las sanciones a la estatal venezolana PDVSA por parte del Departamento del Tesoro de los EEUU, volvió a poner en relieve al país con las mayores reservas petroleras probadas del mundo.
Sin duda alguna el contexto geopolítico mundial, a raíz del estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha hecho que el pragmatismo impere en las decisiones de los EEUU. «Las prioridades han cambiado para nosotros», afirmó un diplomático estadounidense.
Es por ello que la administración Biden derogó las restricciones para que los ciudadanos y las empresas estadounidenses, pudieran hacer negocio con PDVSA, como parte de los acuerdos de la mesa de negociación entre el gobierno y la oposición.
Además, se eliminaron algunas de las restricciones para transar con Banco Central de Venezuela, se eliminó la prohibición de negociación secundaria de bonos del gobierno venezolano, lo que generó un alza en los devaluados titulos de valor.
El gobierno de Maduro ha esgrimido que estas sanciones han sido las causas del descalabro económico en los últimos años. En 2017, EEUU acentuó estas medidas cuando Trump calificó a Maduro, junto a Cuba y Nicaragua, como la «troika de tiranía socialista» y le prohibió a sus connacionales comerciar con los bonos emitidos por el estado y PDVSA.
A partir de allí la administración Trump inició una escalada de sanciones que afectaron no solo a la industria petrolera venezolana, sino a todos aquellos que quisieran comercializar con PDVSA.
¿Cómo ha hecho Venezuela durante estos años? Desde 2019 se ha valido de intermediarios desde México hasta aliados del Medio Oriente que han ayudado a comercializar petróleo venezolano, con destino a las refinerías de China o India.
A partir de ahora, Venezuela surge nuevamente como el mercado predilecto de varios países que ven el cese de las sanciones como un mar de oportunidades en medio de un nuevo frente de conflicto que se abrió en Medio Oriente.
Uno de los primeros acuerdos que se cerró fue con PetroChina, la segunda compañía petrolera estatal más grande de China.
Por otra parte, Chevron, que antes del cese de las sanciones operaba en Venezuela bajo una licencia del OFAC, ha podido llevar 100.000 barriles diarios a Estados Unidos. Se estima que en el nuevo contexto libre de sanciones, esa cifra podría aumentar un 50% a finales de año.
De hecho, Valero Energy, que cuenta con más de 15 refinerías en todo el mundo y que fuera el principal cliente de PDVSA en Estados Unidos, ha vuelto a figurar en la lista de compradores de crudo venezolano.
Aunque en realidad, la productividad de PDVSA actualmente no supera los 800 mil barriles diarios, cuando en el año 2008 superó los 3 millones de barriles diarios, esta flexibilización representará una fuente de ingresos extraordinarios para Venezuela, que le permitirá encaminar su economía.