La intensidad de la resaca está relacionada con la forma en la que se metabolizó el alcohol ingerido. Por ello, priorizar la hidratación y conocer la alimentación para reponerse después de un gran consumo de alcohol es tarea vital para reponernos.
Luego de una copiosa bebedera, lo ideal sería comer carnes rojas por su alto porcentaje de aminoácidos y vitaminas B que ayudan a procesar los subproductos nocivos que contiene el alcohol. También ayuda una comida rica en hidratos de carbono ya que el alcohol es hipoglucemiante.
Además, es recomendable ingerir lácteos, pasta, arroz, huevos, cereales, verduras y frutas ricas en fructosa que nos ayudará a recuperar los niveles de glucosa en sangre, y agua, que servirá para paliar los efectos de la deshidratación producida por el alcohol, además de aportarnos vitaminas y antioxidantes.
Dormir es fundamental para recobrar energías. Hacerlo regularmente influye en las defensas naturales del cuerpo.
Mientras estás consumiendo alcohol, lo recomendable es beber también agua. El alcohol hace que tu cerebro y tu cuerpo demanden azúcar y se deshidraten y, por eso, te duele tanto la cabeza y el estómago se ve resentido.
Hay algo a tener en cuenta: los alcoholes blancos, como la ginebra, el vodka o el vino blanc, son menos agresivos para el estómago, debido a que en su fermentación se crean menos toxinas e impurezas que en los oscuros como el ron o el whisky. Cuidado con el champán porque acelera el proceso de absorción del alcohol y ‘sube’ mucho más rápido.
En caso de poder mezclar los cocteles con jugos naturales sería un doble beneficio. Sus vitaminas extra vienen muy bien a la flora intestinal y harán más llevaderas las resacas.
Hay que tener en cuenta que mezclar el alcohol con el tabaco intensifica los dolores de cabeza y estómago.
El alcohol hace que te duermas más deprisa pero también que los ciclos del sueño no sean normales. Por eso, en estas circunstancias más que nunca, es importante elegir un lugar tranquilo para dormir, con el menor ruido posible y con buena temperatura.
La intoxicación etílica tiene consecuencias fisiológicas negativas durante un período casi de 24 horas. Además del deterioro de la función cognitiva, se produce un descenso de la función neuromuscular (menos fuerza, menos coordinación); una mayor utilización de hidratos de carbono (más acidosis); una mayor frecuencia cardíaca y un estado de deshidratación.
