Un hecho calificado como el fiasco legal más grande de la historia de Australia tiene como protagonista a Kathleen Folbigg, una mujer que pasó 20 años en la cárcel tras ser acusada de asesinar a sus 4 hijos y que ahora quedó en libertad luego que se comprobara que no cometió tales hechos.
Llegó a ser apodada como «la peor asesina en serie de Australia«, luego que un jurado la declarara culpable de matar a sus hijos Caleb y Patrick y sus hijas Sarah y Laura entre 1989 y 1999 y la sentenciara a 25 años de presión.
Sin embargo, ahora una pesquisa reciente tomó en cuenta el hallazgo de unos científicos que apunta a que los infantes pudieron haber muerto de forma natural.
«Durante los últimos 20 años en los que he estado en prisión, siempre he pensando en mis hijos, llorado por mis hijos, y es algo que haré por siempre«, declaró a los medios al quedar en libertad.
Folbigg, quien ahora tiene 55 años de edad, ha vivido lo que se ha descrito como uno de los grandes fracasos de la justicia australiana, sin embargo, ella siempre dijo ser inocente.
Cada niño murió repentinamente entre 1989 y 1999, con edades comprendidas entre los 19 días y los 19 meses y los fiscales en su juicio alegaron que los había asfixiado, refiere BBC.
Una nueva investigación
El hecho se esclareció tras una nueva investigación, encabezada por el juez jubilado Tom Bathurst, en la que los fiscales aceptaron que nuevos hallazgos sobre mutaciones genéticas habían cambiado su comprensión sobre las muertes de los niños.
El fiscal general de Nueva Gales del Sur, Michael Daley, anunció este lunes que Bathurst había llegado a la «opinión firme» de que había dudas razonables sobre la culpabilidad de Folbigg.
Como resultado, el gobernador de Nueva Gales del Sur firmó el indulto y ordenó su liberación inmediata.
En 2022 el caso dió un giro. La investigación de los abogados de Folbigg señaló la «inverosimilitud fundamental» de que cuatro niños de una familia murieran por causas naturales antes de los dos años.
Si se anulan sus condenas, Folbigg podría demandar al gobierno por millones de dólares en compensación.
Podría incluso recibir una cuantía similar a la de Lindy Chamberlain, a quien le concedieron US$1,3 millones en 1992 tras ser condenada injustamente por la muerte de su hija Azaria.
Folbigg fue recibida en la puerta de la prisión por amigos involucrados en la campaña de años por su libertad. Daley, el fiscal general de Nueva Gales del Sur, apeló al respeto a la privacidad de Folbigg para que pueda «seguir con su vida».
En la más reciente investigación, expertos sugirieron que los diarios de Folbigg eran el mecanismo de una madre afligida con apoyo limitado y que sería poco probable que los cuatro niños pudieran ser asfixiados sin dejar rastro.
Pero la evidencia clave vino de un equipo de inmunólogos que halló que las hijas de Folbigg, Sarah y Laura, compartían una mutación genética, llamada CALM2 G114R, que puede causar muerte cardíaca repentina.
También se descubrieron pruebas de que sus hijos, Caleb y Patrick, poseían una mutación genética diferente, relacionada con una epilepsia de inicio repentino en ratones.