Una madre enfrenta la justicia por la trágica muerte de su pequeña hija en Cleveland, Ohio. Kristel Candelario, de 31 años, fue condenada a cadena perpetua después de declararse culpable de cargos relacionados con la muerte de su hija de 16 meses, Jailyn, quien falleció después de pasar ocho días sola en su hogar mientras Candelario disfrutaba de unas vacaciones en Puerto Rico y Detroit.
Los detalles de este caso conmocionaron a la comunidad. La policía encontró a la pequeña Jailyn envuelta en mantas sucias, rodeada de heces y orina, evidenciando la negligencia extrema que sufrió durante la ausencia de su madre. La autopsia reveló que la bebé murió de hambre y deshidratación severa, un desenlace completamente evitable de no ser por el abandono al que fue sometida.
La fiscalía, representada por Michael C. O’Malley, describió la tragedia como un acto de «egoísmo inimaginable» por parte de la madre, quien fue incapaz de cumplir con su responsabilidad más básica: cuidar y proteger a su hija. Mientras tanto, Kristel Candelario expresó su arrepentimiento ante el tribunal, reconociendo su culpa y pidiendo perdón tanto a Dios como a su hija.
La gravedad de sus acciones no pasó desapercibida para la justicia, que dictaminó una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional para Candelario. Este triste episodio sirve como un recordatorio doloroso de las consecuencias devastadoras de la negligencia y el abandono infantil.