Aida Suhurt de 68 años, se le diagnosticó un tumor en el riñón izquierdo. Ante la urgencia de la situación, los médicos decidieron programar una operación de extirpación. La premura era comprensible, pero un inexplicable error terminaron removiendo el órgano sano, señala el diario La Nación de Argentina.
Dos días después de la operación, el 29 de abril de 2017 mientras aún se recuperaba de los efectos de la anestesia y del postoperatorio, Aida sintió un intenso dolor en el lado derecho de su abdomen. Fue entonces cuando se percató de que algo no estaba bien.
Al preguntar a los médicos por qué experimentaba dolor en el lado derecho, recibió respuestas evasivas que pronto darían paso a una terrible revelación: durante la operación, en lugar de extirpar el riñón izquierdo afectado por el tumor, le habían extraído el riñón derecho, su órgano sano y vital.
Además, una porción del riñón izquierdo, donde se encontraba el tumor, también había sido removida. Un error médico de tal magnitud no solo comprometía la vida de Aida, sino que también tendría consecuencias devastadoras para su salud y bienestar.
A partir de ese momento, comenzó una verdadera odisea judicial en busca de justicia. Tras años de arduo proceso legal, el lunes pasado finalmente llegó el veredicto: la justicia civil de Puerto Madryn, Argentina, condenó por mala praxis a los médicos responsables de la operación, así como a la obra social y al Sanatorio de la Ciudad donde se llevó a cabo la cirugía.
La jueza María Laura Ragoni, a cargo del caso, encontró a los demandados responsables de los daños y perjuicios sufridos por Aida durante y después de la operación.
El fallo judicial representó un rayo de esperanza para Aida y su familia, quienes han atravesado todo tipo de dificultades desde aquel fatídico día. Problemas económicos, preocupaciones de salud constantes y la carga emocional de un error médico tan grave han marcado sus vidas en los últimos siete años.
A pesar del alivio que trajo el fallo, Aida y su familia prefirieron mantenerse en silencio ante los medios, reviviendo el dolor de una tragedia que cambió sus vidas para siempre.
El abogado de Aida, Nicolás Schick, señaló que antes de la operación, ella llevaba una vida tranquila, trabajando en la panadería familiar y practicando yoga. Sin embargo, el error médico la sumió en un delicado equilibrio de salud. La nefrectomía incorrecta dejó a Aida con un único riñón, cuya función renal se vio reducida entre un 20% y un 30%. Cualquier complicación adicional podría significar depender de la diálisis para vivir, un futuro incierto y lleno de temores.
El fallo judicial también reveló detalles escalofriantes sobre la negligencia médica que condujo al error. Durante la investigación, se descubrió que la clínica había manipulado la historia clínica de Aida y alterado los informes originales para encubrir el error. A pesar de los intentos de los médicos y la clínica por obstaculizar la investigación, la verdad finalmente salió a la luz y la justicia prevaleció, resalta el artículo de La Nación.
En medio de la controversia, la clínica y los médicos demandados intentaron justificar su accionar argumentando una supuesta complicación durante la cirugía. Sin embargo, la jueza determinó que el error fue resultado de la negligencia médica y no de una contingencia inevitable.
La extirpación del riñón derecho, sin previa complicación, seguida por la extracción del riñón izquierdo, programada para la cirugía, apuntaba claramente a un error humano.
Si bien el fallo judicial representa un paso hacia la justicia para Aida y su familia, el camino hacia la recuperación total sigue siendo largo y difícil. Con la esperanza de evitar futuros errores médicos y garantizar la seguridad de los pacientes, este caso sirve como recordatorio de la importancia de la diligencia y la responsabilidad en el ejercicio de la medicina.