La empresa de neurotecnología Inner Cosmos, fundada por el emprendedor israelí Meron Gribetz, creó un implante neural para tratar la depresión.
Se trata de una interfaz cerebro-ordenador (BCI, por sus siglas en inglés) que se incrusta mínimamente en la cabeza, apenas bajo la piel, para asentarse de forma no invasiva en la superficie del cráneo.
"Hemos construido el implante coclear más amplio que exista para la depresión, que más adelante servirá para tratar también otros trastornos cognitivos", dijo el director ejecutivo de Inner Cosmos.
La empresa se asoció con el neurocirujano estadounidense Eric Leuthardt, pionero de la neurocirugía láser, a fin de que el proceso se realizara bajo supervisión médica.
El exclusivo diseño del sistema consta de dos partes: un diminuto implante de un centímetro, colocado bajo la piel, y una cápsula de prescripción, que se engancha al pelo para alimentar el dispositivo.
El proceso es sencillo, un psiquiatra ajusta el implante según las necesidades de cada paciente, con solo mover los diales. No es necesario que revise el dispositivo de forma presencial, ya que los sensores controlan constantemente su funcionamiento, y el especialista puede consultar un cuadro de mandos para ver, en tiempo real, cómo está el cerebro de sus pacientes.
La empresa que lo realizó acaba de recibir la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU, para realizar un primer estudio en humanos.
"No se ve ni se siente, por lo que se integra perfectamente en el estilo de vida", afirmó la compañía, al sostener que su primera misión, es curar "el mayor trastorno crónico del mundo", refirió en sus redes la empresa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 5% de los adultos en el mundo padecen depresión. Este padecimiento considerado una enfermedad mental, se caracteriza por una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que previamente eran gratificantes.
