Esta semana han continuado las protestas en Japón contra el vertido al Océano Pacífico de más de un millón de toneladas de agua contaminada depurada de la central nuclear de Fukushima. También los países vecinos protestan la medida que cuenta con el aval de la ONU.
“Decenas de personas se han manifestado frente a la sede del Gobierno, después de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica presentó la semana pasada un informe que certifica que el plan del ejecutivo nipón cumple con los estándares de seguridad”, reseñó Euronews.
Según un estudio de Scientific American en 2014, el tritio puede ser un problema si se ingiere a través de mariscos o sal, ya que aumentaría el riesgo de padecer cáncer. Esta posible introducción de contaminantes en la cadena alimenticia preocupa, por ejemplo, al Foro de las Islas del Pacífico. Ellos califican el plan de “desacertado” y prematuro por su impacto en la vida marina.
Actualmente, ciudadanos coreanos y japoneses no sólo empezaron a abastecerse de mariscos y sal sino que organizan masivas protestas contra el plan. Según una encuesta de Asahi Shimbun, 51% apoya el vertido de aguas residuales y el otro 41% se opone.
Pero eso no es todo: un grupo de diputados de la oposición surcoreana viajó a Tokio para expresar su desacuerdo ante diferentes instituciones japonesas. El líder parlamentario de la formación opositora, Woo Won Shik, incluso entró en una huelga de hambre como protesta al denunciar que «la verificación del OIEA ha sido completamente partidista a favor de Japón», y que el organismo «ha perdido toda su neutralidad y su objetividad».
También China y Corea del Norte han denunciado la acción. De hecho, Beijing anunció que prohibirá la importación de alimentos de algunas zonas japonesas.
Desde que tuvo lugar el terremoto y posterior tsunami en marzo de 2011 -que provocó la fusión de tres núcleos al eliminar los sistemas de refrigeración de emergencia y generó grandes cantidades de agua radiactiva- se han ido acumulando en la planta de Fukushima, donde ha sido mezclada con agua de lluvia y de torrentes subterráneos, según el gobierno local.