Ni jazmín, ni bergamota, ni sándalo o vainilla, el ingrediente sorpresa de las fragancias más populares -contra todos los pronósticos- es el tomate. Este aroma se ha coronado como el nuevo favorito en la perfumería.
«El mundo de la perfumería vive una renovación particular. Después de explorar hasta el último ápice de la rosa y todas sus variedades o las maderas y flores más exóticas, llega el momento del back to basics. Y aquí, hay un ganador: el tomate», asegura un texto del portal Elle en español.
Nadie puede negar el placer que aporta el olor de un huerto mediterráneo, con todas las verduras y hortalizas frescas y preparadas para una buena ensalada de verano, reza el texto.
No es un dato menor que esta fruta -que se disfraza de verdura- ha dejado de ser sólo un elemento en la cocina: ¡hasta Dolce&Gabbana lo exploró y coronó como leit motiv de sus colecciones en 2016 con botes de pasta, delantales y lo llevó a las pasarelas en 2017 con su icónica ‘mediterranean woman’ por bandera!
«Lleva la tendencia de las fragancias “gourmet” del nuevo lujo a otro nivel y se convierte en una joya en sí misma, una nota inesperada en la industria que ya han incluido en sus fórmulas algunas firmas como Malin+Goetz o Loewe, en sus velas!» dice la web.
“Nunca pensé que a alguien le gustaría el olor o que lo considerarían demasiado extraño. Ahora es nuestro producto más vendido”, dijo Richard Christiansen, fundador de Flamingo Estate, para ELLE USA.
Y con el verano en acción, parece ser una tendencia que encaje a la perfección con la frescura que se busca esta temporada. Sin embargo, no es ni nueva, ni sólo veraniega.
Hace casi 10 años, la firma Apotheke ya lanzó su apuesta de tomate en forma de vela. Una vela de tomate y estragón que sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando ha empezado a cobrar un protagonismo absoluto, viendo como desde hace meses sus ventas se han multiplicado.
Esta alquimia sintética no es nueva. Así sucede con el olor a almizcle, que ya no se recrea de forma natural como se hacía antiguamente, implicando la experimentación con animales. Conseguir fusionar la ciencia con la perfumería, es un arte apto para sólo unos pocos. Replicar una esencia sin tener notas de esa esencia, es casi mágico.
Para replicar sintéticamente el olor a tomate en la home fragance y la vela de de Carrière Frères, formulados por la perfumista Karine Chevalier, fue necesario combinar notas verdes y afrutadas como el azufre de grosella negra, cuyo olor se asemeja a las hojas de tomate arrugadas.
Y es que el olor a tomate es un olor real y subjetivo a partes iguales. El “olor a tomate” para algunos puede ser acuoso, ácido o dulce. Puede gustar o puede ser amargo y poco apetecible para perfumarse. Por lo tanto, no es tanto el olor sino la historia que se cree en torno a él a partir de los recuerdos.
Así que no es de extrañar que para conseguirlo se utilicen las notas que provocan esas emociones, como la flor de naranjo, la mimosa e incluso la sal marina, como en la vela Laide Tomato, de la marca neoyorquina Nette.
